1. Anita de tus deseos (capitulo 5)


    Fecha: 25/11/2020, Categorías: Anal Autor: cleversex, Fuente: CuentoRelatos

    ... todo lo que puedas imaginar. ¿Te acuerdas que un par de veranos te mandamos a un campamento? —asentí con la cabeza— pues cogimos la autocaravana, que la acabábamos de comprar, y nos fuimos a un camping nudista con playa: disfruto cómo una enana. Todo el día en bolas delante de todo el mundo y yo con mi cámara siguiéndola a todas partes. Además, la playa era bastante liberal y follamos unas cuantas veces delante de los demás bañistas. Y no fuimos los únicos.
    
    —¿Sí?
    
    —Ya te digo, —y soltando una carcajada, añadió—. Fíjate cómo era la cosa que en ocasiones mama se cabreaba conmigo porque decía que la gente miraba más mi polla que a ella.
    
    —Quiero verlas, quiero ver esas grabaciones.
    
    —Todo lo de tu madre está guardado en la nube: luego te doy el enlace y la clave. Y ahora ven, siéntate en mi regazo que me apetece tocarte el chocho.
    
    Me levanté y que acurruqué en su regazo con la mano de papá en la vagina. Me besó en los labios: ¡Joder! Cómo solo sabe hacer él. Cuándo me mete la lengua en la boca noto cómo el chocho se me inunda y los pezones se me endurecen. Sé que mi reacción le gusta porque es natural, no es impostada. Mis jadeos eran evidentes y eso que, aunque le estaba mojando la mano, él, aún no la movía: solo la tenía en contacto. Siguió morreándome y entonces, mientras me sujetaba por el chocho me dejó caer al suelo dejándome de rodillas entre sus piernas.
    
    —Separa bien las piernas, pon las manos en la nuca y no te muevas, —me ordenó. Le obedecí ...
    ... inmediatamente y empezó a masajearme la vagina y el plug con la mano mientras me empezaba a susurrar en el oído—. Zorra, te vas a correr en mi mano cómo la puta que eres. ¿A qué esperas perra? Mójame la mano con tus jugos. Vamos zorra.
    
    Sus palabras me ponían a cien, mi deseo se disparaba y mis gemidos iban en aumento. Llegué al orgasmo y mi cuerpo se descontroló: me incliné hacia delante apoyándome en su brazo mientras él me mantenía firmemente agarrada por la vagina, e incluso las manos se me separaron de la nuca.
    
    —Muy bien zorra, —dijo mientras me agarraba por el pelo y tiraba hacia detrás—. Vamos puta: abre la boca.
    
    Le obedecí, sacó la mano de mi chocho y dejó gotear mis jugos en el interior de la boca. Después me metió los dedos y me ordenó que chupase. Sentí tal oleada de placer que casi tuve otro orgasmo. Asida por el pelo me tumbó en el suelo, se levantó, se puso los pantalones cortos y bajo al salón, no sin antes decir con una sonrisa—. Cuándo te recuperes baja.
    
    Estuve un buen rato tirada en el suelo, sudorosa y con la mano agarrándome el chocho. Al cabo del rato me levanté y me di una ducha rápida porque había sudado cómo una cerda.
    
    Cuándo bajé, papá estaba en el despacho, con el ordenador.
    
    —Ven, siéntate aquí, —dijo apartando un poco el sillón para que me sentara sobre sus piernas—. Estos son los archivos de tu madre.
    
    —Pero si hay un montón, —dije al ver los cientos de carpetas.
    
    —Hay muchos que ni los he visto: principalmente las grabaciones ...
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