1. El favor


    Fecha: 24/11/2020, Categorías: Infidelidad Autor: FMalvino, Fuente: CuentoRelatos

    ... atracción que sentía el uno por el otro. Fue cuestión de tiempo para volverse a reencontrar bajo las mismas sábanas.
    
    Con la muerte prematura de sus padres, vendieron todo, cruzaron la frontera y empezaron una nueva vida en Los Cardos.
    
    -“¿Qué piensas de todo esto?” Preguntó Viviana expectante.
    
    El hombre respiro profundo y los abrazo a los dos. Les agradeció por la confianza que tenían en él. Se sintió más que nunca unido a ellos.
    
    Ya repuestos de la emoción, Gonzalo, preguntó cándido como pensaban resolver el tema de los hijos.
    
    -“Ahí es donde vos entras.”- Dijo Carlos.
    
    -“Nos gustaría que tú fueras el donante…”- Le propuso directa Viviana.
    
    -“Woow… Bien… si, cuenten conmigo. ¿Ya tienen pensado por cual clínica lo van hacer?”- Preguntó el promitente donante.
    
    -“¿¡Clínica!? Nooo, son muy caras, son unos ladrones”- Exclamaron a coro los hermanos.
    
    -“¿Y entonces qué?...Acaso, no pensaran que…”- Retruco Gonzalo sin dar crédito aquella descabellada propuesta.
    
    -“¿No me digas que no te gusta Viviana? ¡Mira que varias veces te pillé mirándole el culo!”- Le acusó Carlos con una guiñada.
    
    Gonzalo, se puso colorado como un tomate y perdió el habla momentáneamente.
    
    -“Mira, prefiero mil veces que te cojas a mi mujer que pagarle un peso a esos hijos de mil putas que lucran con la necesidad de la gente.”- Afirmó el marido como si estuviera en un mitin político.
    
    Esa propuesta loca, tenía confundido a Gonzalo. Claro que le gustaba Viviana, tenía una cola ...
    ... bien parada y redonda. Además, su carita de muñeca cuando sonreía era imposible resistir.
    
    La pareja lo abrazo y quedaron juntos los tres un largo rato hasta que el hombre aceptó esa propuesta inusual.
    
    Carlos se despidió de ambos y se fue para la barraca, no quería molestar con su presencia en semejante momento. Aprovecharía para revisar las cuentas de unos clientes que venían dando diferencias.
    
    -“Bueno, por fin solos…”- dijo ella, desabrochándole la camisa leñadora.
    
    Él, la tomó por la cintura y la besó como pidiendo permiso. Viviana se encargó de hacerlo entrar en clima con su lengua confianzuda. Al cabo de unos minutos, las manos de Gonzalo acariciaban por fin esas abultadas nalgas.
    
    Las manos de la mujer descubrían entusiastas el torso varonil y firme de su amigo que lentamente iba entrando en calor.
    
    Una a una, las prendas fueron cayendo a sus pies, como las hojas de los árboles en otoño hasta quedar completamente desnudos. Sus miradas recorrieron sus cuerpos. Ella, se detuvo en su miembro bien proporcionado. Él se sorprendió de sus pechos firmes cuyos delicados botones rosáceos de sus pezones. Se le hizo agua la boca.
    
    Acordaron hacerlo en el sofá y no en la cama por respeto a Carlos, después de todo, esto era un favor, muy placentero y delicioso, pero un favor al fin.
    
    Adriana tenía razón cuando le comentó que su amigo estaba bien armado y le hizo ver las estrellas cuando la tomo por detrás. Recordó Viviana.
    
    Las delicadas manos femeninas de aquella ...