1. La apuesta.


    Fecha: 27/10/2020, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... aceptó, pero sin mayores consecuencias-.
    
    - ¿Te pasa algo conmigo? Estás muy arisca.
    
    - Me tiene que venir la regla y no me encuentro demasiado bien.
    
    Ahí quedó la cosa. Al día siguiente fuimos a comer con unos amigos y estuvimos fuera hasta la hora de acostarnos.
    
    Varios días después, como todas las noches al llegar le pregunté a Antonia que tal le había ido el día, a lo que ella me contestó:
    
    - Muy bien. Esta tarde me llamó Rosa para tomar café y hemos estado charlando casi toda la tarde. Me dijo que quería agradecernos la comida del otro día. Me ha estado contando que se encontraba muy sola y que era estupendo que estuviéramos en el piso de arriba para poder ver y hablar con alguien de vez en cuando.
    
    - Qué raro. Siendo una mujer tan atractiva deberían salirle pretendientes de debajo de las piedras.
    
    - Pues al parecer no. Me ha contado algunas intimidades, pero no sé si decírtelas.
    
    - Como tu veas Antonia, pero no creo que se las cuente yo a nadie, porque no conozco a nadie.
    
    - No es por eso, tonto, sino porque hay cosas de las mujeres que no se deben contar a los hombres.
    
    - Bueno, pues no me las cuentes –le dije un poco molesto-.
    
    - No te enfades. Me ha dicho que ella es una mujer muy ardiente y que lleva casi un año sin sexo, lo que la tiene desquiciada.
    
    ¡Joder, para qué me contaba eso Antonia! Mi imaginación empezó a desbordarse elucubrando con que me acosaba pidiéndome guerra y mi polla empezó a reaccionar a esos pensamientos tan ...
    ... placenteros.
    
    - No me cuentes esas cosas Antonia. Prefiero no saber que abajo está ese bombón pidiendo guerra.
    
    - Por cierto, también me ha dicho que le pareces un hombre muy atractivo.
    
    - Eso es la necesidad que tiene la pobre.
    
    Antonia había conseguido desasosegarme. Esa noche dormí mal soñando situaciones comprometidas con Rosa.
    
    En uno de esos sueños, estábamos los tres en casa para comer después de haber estado un rato en la piscina. Antonia y Rosa estaban todavía en biquini, Antonia con una camisa amplia encima y Rosa con el albornoz que usaba para la piscina. Yo no me había bañado en la piscina e iba con el bañador y una camiseta.
    
    Rosa entró un momento al baño mientras yo empezaba a hacer la comida y Antonia servía unas copas de vino blanco. Cuando volvió Rosa al salón, Antonia dijo que mientras se hacía la comida iba a ducharse y a lavarse el pelo, así que tardaría un rato.
    
    Mientras hacía la comida, Rosa se sentó en una silla de la mesa de comedor.
    
    -Se os ve muy felices a los dos. Sois tan jóvenes y tan guapos, que me provocáis un poquito de envidia. Yo a mis cuarenta y muchos me encuentro muy sola y ya no confío en encontrar a nadie para formar una pareja.
    
    -Venga Rosa, que eres una mujer muy guapa y muy joven todavía –le contesté, pero en realidad no podía quitarme de la cabeza lo que me había contado Antonia sobre su fogosidad y el tiempo de abstinencia que llevaba-.
    
    La miré y se la veía triste. Me dio cierta pena por su situación. Volví la vista a la ...
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