1. un negro para mi solita


    Fecha: 16/10/2020, Categorías: Intercambios Autor: iccs, Fuente: SexoSinTabues

    ... coquetería y luego permanezco boca abajo, mostrando naturalidad y le respondo que sí y él agrega que bueno de seguro nos estaremos viendo por acá y siguió su camino. Cuando el joven se retira hablo con mi esposo y él me hace una propuesta: “Yo vi como miraste al chico, te gusta verdad? Serias capaz de tener algo con él? Serias capaz de coquetearle? Yo no me esperaba algo así, quede perpleja y solo atine a responderle, “no, no lo sé, me sorprendes con esa pregunta, además quien sabe si el muchacho lo desee” y él me respondió… inténtalo y nos divertimos a ver qué pasa. Lo voy a pensar, pero no me creo capaz”, le dije. Al cuarto día, estaba nuevamente asoleándome y mi esposo a prudente distancia, pero escondido bajo un parasol, el negro vuelve a pasar y al verme sola me pregunta por mi esposo, y le respondo que está un poco cansado y prefirió quedarse en la cabaña, para estar bien y salir de fiesta en la noche. Esa respuesta lo entusiasmo y sin quitar su mirada sobre mi cuerpo, me hablo de sitios bonitos para conocer en la isla y que se podían visitar caminando y él se ofrecía como guía. Yo le respondí que me gustaría mucho, pero que tenía que comentarlo con mi marido. Me dijo que el sol estaba fuerte que si quería que me esparciera bloqueador solar para evitar daños en la piel, a lo cual asentí con un gesto. Empezó por regar el bloqueador en la parte inferior de los pies y a subir lentamente sus manos por mis piernas, cerré los ojos concentrándome en cómo sus dedos pasan por ...
    ... mis tobillos e iban subiendo lentamente, sentí un escalofrió en mi estomago, una electricidad en mi bajo vientre, mi corazón palpitaba aceleradamente, estaba ansiosa, extasiada con la sensación de placer al sentir el roce de sus manos sobre mi piel, sin preocuparme por lo que hacía, le fui abriendo mis piernas sutilmente, para que pudiera maniobrar más fácilmente sus dedos entre mis muslos, al llegar a mis nalgas, doy pequeños brinquitos de goce, acentuándose cuando hábilmente levanta la tirita de mi tanga que estaba metida entre mis nalguitas y resbala sus dedos, tocando “ocasionalmente” mi culito, amasa mis nalgas con un cariño y una dulzura única. Cuando termina en la espalda, en una decisión caprichosa me volteé quedando boca arriba, y al girar mi cuerpo observé donde estaba escondido mi esposo y él me hace una seña con la mano de aprobación, lo que me motiva a dejar que siguiera con lo que había empezado, me coloqué el sombrero sobre el rostro, para cubrirme del sol, pues deseaba que me pusiera bloqueador por todo el cuerpo. Estando boca arriba sus manos se volvieron más atrevidas y rozaron mi concha, en ocasiones sentí que sus dedos corrían levemente la tela de la tanguita deslizándose cerca de mi conchita, sin llegar a tocarla totalmente, a pesar de mis deseos. Me esparce el bloqueador llegando hasta donde está la tela del sostén que tapa apenas las puntas de mis senos, o mejor, mis pezones que fue lo único a lo que no le unto el bloqueador, ya que no le di tiempo, pues ...
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