1. Adriana, mi segunda y última infidelidad


    Fecha: 16/09/2020, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... alejarme de esta hermosa chica porque para mí era una enorme tentación, no sin antes sorprenderla y que fuera ella la que me diera la negativa y no quedarme pensando: “Quizá me hubiese dicho que si, que si quería pasar la noche conmigo”. Con aquel duende morboso sobre mi hombro, decidí hacerle caso a la tentación y se lo propuse cuando ambos presentíamos que era hora de decir: ¡Feliz noche!
    
    - ¿Quieres compartir conmigo el hotel esta noche?
    
    - ¿Qué compartamos una habitación juntos? –me preguntaba sorprendida.
    
    - ¡Si, eso mismo!
    
    - ¡Pero usted es casado! No me parece apropiado.
    
    - ¡Tú tienes novio! Ni tu novio ni mi mujer deben saberlo. –le dije algo dudoso.
    
    - ¡No se Antonio! ¡Usted que si me ha puesto nerviosa!
    
    Cuando me dijo que le ponía nerviosa, me di cuenta que no me quería decir que no, que eso de nerviosa era esa sensación de considerar tomar ese paso de serle infiel a su novio y de la sorpresa de considerar tener sexo con un desconocido, de quien los más probable nunca volverá a ver. Es ella la que contempla la pregunta más sugestiva y me dice:
    
    - ¿Vos sabes lo que puede pasar entre un hombre y una mujer en una habitación de hotel a solas?
    
    - ¡Me lo imagino y es por eso que te hago esa invitación! –le dije
    
    - ¡Eres malo, eres un chico muy malo! –me lo dice sonriendo.
    
    - ¿Qué dices? –le insistí.
    
    - Sabes, nunca he sido una chica mala, pero esa carita que vos tenes, me tienta a querer ser mala aunque sea una noche. ¡Está bien! Espero que ni ...
    ... vos ni yo, nos arrepintamos un día de esto. – Y dándole la mano, tomamos camino en busca de un hotel.
    
    Como toda chica vanidosa, lo primero que hizo fue tomarse un baño y volverse a maquillar. Obviamente, por la falta de confianza aquello transcurrió bajo llave y quizá por cierto pudor no me quería mostrar y su desnudez debería concebirla con la velocidad de sus pasos. No sé cuánto le tomó, pero se me hizo largo, aunque valió totalmente la pena, pues cuando salió, se miraba fresca, un retoque a su maquillaje y se miraba aun mas jovial, pero lo más lindo de esa escena, fue verla con un camisón color naranja pálido transluciente, que me permitía ver sus oscuros pezones y un pequeño bikini de color negro.
    
    A mis 29 años, tenía la suficiente experiencia de cómo afrontar dicha situación, pues ese morbo de coger con una desconocida, esa sensación de lo prohibido hace que el arma se cargue demasiado y si no se conlleva con tacto, se puede disparar antes que el objetivo este en la mira. Es por eso que decidí prolongar las caricias y llegar a todas esas zonas erógenas que son muy comunes en la mayoría de las mujeres. Besos tiernos y profundos, lamer y besar su cuello, ese mordisqueo en sus orejas parecía volverla loca, especialmente si uno tienes a esa chica por sobre su espalda y ella pueda sentir mi miembro creciendo y apuntado a sus nalgas. Le besaba toda la espalda hasta llegar a las ultimas vertebras de su columna, le besé sus glúteos y le encantaba que los masajeara como ...