1. 45.2 Convivencia de cuatro


    Fecha: 30/07/2020, Categorías: Infidelidad Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... y era su lengua la que me daba placer.
    
    -¡Fóllame! -mi grito salió ahogado por mi mano que estaba siendo mordida por mi boca.
    
    -Fóllame, párteme en dos. –ahora eran súplicas.
    
    Se puso de pie y abrí mis piernas para que entrara entre ellas, incliné mi pecho para presentarle mi culo sumiso y entregado, para gozar de su hombría que golpeaba en mis nalgas.
    
    Metió dos dedos en mi culo y los retiró, colocó su pollón en mi entrada y me penetró hasta el fondo sin piedad. Era lo que yo quería y le estaba pidiendo, pero no puede evitar un hondo quejido de dolor y que las lágrimas cayeran por mi cara.
    
    Instintivamente llevé mi mano para sujetar su cadera y que no se moviera, así le tuve unos segundos aspirando profundamente hasta que el dolor pasó, y comencé a mover mis caderas en suaves círculos para hacer que mi ano y recto se adaptaran a su polla.
    
    Cuando lo notó y quité mi mano dejándole que se moviera comenzó a salir y entrar en mí con suavidad en un principio. Mis primeros suspiros y jadeos le indicaron que estaba preparado para él.
    
    Cuando la metía podía sentirla en lo más hondo de mi ser, apoyé la cabeza en la pared y llevé mis manos hacía atrás para cogerle las nalgas, cuando la metía tiraba de él para que entrara más y que nuestros cuerpos fueran uno, unidos y viviendo por el cordón umbilical que era su verga unida a mi vientre.
    
    Colocó su pecho en mi espalda y desplazó sus manos para agarrarse a mis pechos y acariciarlos mientras los amasaba y tiraba de mis ...
    ... pezones, los estrujó mientras aceleraba sus movimientos.
    
    Mis gemidos y sollozos eran incontrolables y si nuestros amigos pasaban por el pasillo, seguro que los escuchaban, Gonzalo emitía sonidos roncos que mitigaba besando mi espalda.
    
    No nos importaba que se nos oyera y creo que Gonzalo no se daba cuenta, solamente cumplía su función de montarme como un macho dominante, llevando su verga hasta el fondo de mi vientre.
    
    -¡Dame!, ¡dame! Sí, sí, fuerte, Gonzalo, fóllame. –y él continuaba tomándome con fuerza, logrando que me sintiera poseído de mil demonios lujuriosos.
    
    Los espasmos sacudían muy fuerte mi cuerpo, como si estuviera recibiendo descargas eléctricas y él tiraba con fuerza de mi cintura hacía sí, me sentía poseído, dominado, como una hembra cumpliendo la función de apareo demandada por el macho, por su fuerza bruta que hacía que mis nalgas se estrellaran rebotando sus testículos contra ellas.
    
    -Me voy a correr, Daniel, me voy a correr. –quería su leche en mi boca, saborearle y sentirle.
    
    -No, en la boca, por favor. –sacó su pene rezumando flujos, me arrodillé y la metí en mi boca toda ella, hasta hundir mi nariz en el vello de su pubis.
    
    Me sentí invadido de oleadas de placer y sin tocarme, y antes de que él se corriera, comencé a sentir los orgasmos que me llegaban, eyaculando mis chorros de esperma en sus piernas, fueron una sucesión de ellos y momentáneamente dejé de mamar su polla que él sacaba y metía en mi garganta.
    
    Quedé muerto de placer, con ...