1. Sin inhibiciones


    Fecha: 29/07/2020, Categorías: Intercambios Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Era un típico viernes a la noche. Tráfico por todas partes, un calor sofocante, gente corriendo de un lugar a otro, todos apurados por llegar temprano a sus casas. Al final llegué del trabajo con el tiempo justo para poder sacarme la ropa y ponerme cómodo antes que llegara Maria, mi mujer y una amiga suya. Hoy teníamos que ir a una fiesta de su trabajo y como la amiga vivía en una ciudad cercana le había ofrecido que viniera a casa a cambiarse. No había terminado de ordenar un poco el living cuando escuché el timbre en la puerta.
    
    Al abrir, me llevé una sorpresa ya que no conocía a Ana, la amiga de Maria. Es una mujer de contextura grande, algunos dirían gorda de cabellos negros, ojos verdes, unos grandes senos, muy sensuales que parecían escapar de la blusa.
    
    Luego de las presentaciones las invité a pasar al living. No podía dejar de espiar a cada momento los senos de Ana. Me resultaban fascinantes. Mi mujer tenía una contextura normal, no era delgada pero sí podríamos decir que algo rellenita, tenía pechos algo chicos para mi gusto, pero hermosos. Maria era una mujer muy sensual, y lo sabía, conocía cómo moverse, qué decir o hacer para que todos los hombres se hicieran todas las fantasías con ella, sabía cómo calentarme. Cuando estábamos en la cama yo siempre le contaba mis fantasías aunque ella casi nunca me dijera las suyas. En ese sentido era una chica tímida, parecía renuente a dejar salir lo que tenía dentro.
    
    Estaba en esos pensamientos cuando Maria me ...
    ... pidió que trajera algo para la visita. Cuando llegué a la heladera casi me desmayo, estaba vacía, parecía el desierto.
    
    - ¿Qué quieren tomar? Sólo tengo champagne y vino frío, el resto está caliente.
    
    - ¿No tenemos agua o gaseosa?
    
    - No nada, evidentemente nos olvidamos de hacer las compras...
    
    - Si hay que elegir - Dijo Ana - que sea champagne.
    
    - Bueno, eso nos va a ayudar a ponernos a tono para la fiesta. - Dijo Maria
    
    Sin dudarlo un instante saqué la bebida y la serví, estaba excelente. Con el calor que hacía era un placer sentir eso frío en la garganta. Mientras esperábamos que se hiciera la hora, charlamos del trabajo, de cosas intrascendentes, y durante todo ese tiempo seguía espiando la blusa de Ana. Un par de veces incluso Maria me vio pero en vez de una mirada reprobadora había un brillo pícaro en sus ojos. Finalmente llegó la hora de cambiarnos para salir. Ana y Maria ocuparon el dormitorio principal y yo me fui al estudio. Como era de esperar me olvidé el desodorante y fui a buscarlo al baño. De pasada miré la puerta entreabierta del dormitorio. Allí estaban las dos a medio cambiar, Maria casi desnuda y Ana con el torso descubierto. Me quedé como paralizado mirando y no pude evitar que Maria me viera. Rápidamente seguí hasta el baño y me quedé un rato allí para disimular. No había logrado ver bien los pechos de Ana, ella estaba algo de espaldas, pero la parte que vi me encantó, su piel blanca, sus curvas sensuales y llenas. No podía creer lo que estaba ...
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