1. Consulta ginecológica con mi hijastra


    Fecha: 26/07/2020, Categorías: Hetero Autor: Ulpidio_Vega, Fuente: CuentoRelatos

    ... me masturbo recordando ese culo. En el baño yo había podido ver que tenía un cuerpo esculpido, con la piel suave casi brillante. Olía a cremas humectantes. Tenía piernas flacas, pero con los mulsos torneados. El culo lo tenía bien parado. En definitiva era una pendeja de 29 años que venía de una experiencia traumática y estaba tomándose un respiro para volver al ruedo. Y eso me encendió el morbo también.
    
    Pero todo cambió hace tres semanas cuando me la encontré a la salida del trabajo. ”¿Raúl, a vos te molestaría mucho que yo hiciera una consulta ginecológica con vos?” –me preguntó a quemarropa cuando nos encontramos en el ascensor. El departamento que le prestamos estaba en el séptimo piso y mi consultorio en el quinto. “La verdad es que la pasé mal y hay días en los que tengo miedo de que me haya quedado alguna secuela”, me agregó con un tono triste.
    
    Le dije que no estaba muy seguro que conocía un montón de colegas hombres o mujeres que podían atenderla, inclusive sin cobrarle si iba de mi parte. “Raúl yo te vi en bolas y no me asusté jaja. Vos podés revisarme sin que te genere ningún conflicto. Yo me sentiría mucho más segura. Si querés consultalo con mi madre, pero yo no pensaba decirle nada”, me disparó y me dejó helado.
    
    Un escalofrío me corrió por la espalda y estuve al borde de la erección. Sabía que no podía dar ningún paso en falso y que todo dependería de lo que ella hiciera. “Yo no pensaba decirle nada”, esa frase desató mis ganas de cogérmela. Como me ...
    ... aclaró que no era urgente le dije que lo iba a pensar y que le decía. Me fui del consultorio excitado, la imagen de la pendeja en toalla reaparecía en mi cabeza a cada distracción.
    
    El fin me la pase pensando en ella. Tenía ganas de que fuera lunes para encontrármela de nuevo en el ascensor. Pero no hizo falta. El domingo a la tarde pasó a visitarnos con el niño y nos pidió si podíamos cuidárselo un par de horas. Cuando la acompañé hasta la puerta me miró fijo a los ojos y me susurró al oído: “Te mentí Raúl, necesito una consulta ginecológica urgente”. Y ahí sí, mandé todo a la puta que lo parió y le dije fuera a verme al día siguiente.
    
    Como yo sabía –por llevarlo en varias oportunidades– que el hijo de Yanina iba a la guardería de 13.30 a 17 la cité a las 14. Cuando le abrí la puerta me quedé boquiabierto. Estaba con el pelo húmedo pero recogido con un lápiz le que hacía resaltar más sus ojos y sus labios carnosos. Tenía un solerito blanco que le llegaba apenas hasta los muslos y sólo cuando se tuvo que estirar para darme un beso se le veía todo el culo. Sus piernas brillaban. En los pies tenía unas de esas ojotas con taco alto lo que le paraba más el orto y la hacía más esbelta a pesar de que no era muy alta.
    
    No llevaba corpiño y los pezones se le clavaban en el solero, sobresalían anunciando un hermoso par de tetas firmes. Era lo más lindo que me tocaría revisar por lo menos en los últimos cinco años. Una belleza que algo tenía en mente, estimo desde aquel encuentro ...
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