1. Consulta ginecológica con mi hijastra


    Fecha: 26/07/2020, Categorías: Hetero Autor: Ulpidio_Vega, Fuente: CuentoRelatos

    ... salvajes. Tiene una boca con labios carnosos y una nariz diminuta que resaltaba más su boca. En la frente tenía una cicatriz, y un tatuaje de una estrella en el cuello, casi imperceptible pero que le daba un toque interesante, intrigante. Un bombón.
    
    —Perdón no te vi, que vergüenza —le dije y realmente me quería morir.
    
    Me pareció que cada tanto ella me clavaba la mirada en la pija, que todavía seguía hinchada, mientras trataba de esconderla con mis dos manos e inclinando el cuerpo como para darle la espalda.
    
    —No te preocupes Raúl, no pasa nada. Pensé que sabías que me había vuelto a la Argentina —me dijo mientras se acomodaba la toalla en las tetas y dejaba el culo casi al aire.
    
    No podía dejar de mirar pero hice todo lo posible para que no se notara. Nos dimos un beso de compromiso y ahí advertimos que ambos estábamos acalorados, con los cachetes rojos. Confieso que lo mío, al final, era más calentura que vergüenza porque se me paró más de una vez pensando en esas tetas y ese culo. Era una mujer bellísima, interesante, de 1,60 de altura y una cintura bien marcada. Las tetas las tenía mucho más grande que la última vez que la había visto, seguramente por las consecuencias del amamantamiento de su hijo de dos años.
    
    Con mi pareja nos reencontramos gracias a Facebook, En esa época Yanina vivía en Australia y tenía 23 años. Se había ido por un novio que conoció en la facultad. Según lo que pude averiguar luego del encuentro fugaz en el baño su regreso intempestivo se ...
    ... debió a “problemas de convivencia”. Y que pudo volver a Buenos Aires con su hijo gracias a que le habían hecho lugar a una demanda complicada de “violencia física y violación”.
    
    La primera semana se quedó a vivir con nosotros. Varias veces me descubrí mirándola cuando se paseaba con ropa suelta por la casa. Tenía unos short de jean diminutos, esos que no se abrochan adelante y una pancita liza, con algunos abdominales todavía marcados a pesar del embarazo. Sus tetas eran grandes pero estaban paradas y la remeritas cortas les quedaban bien separadas del torso con los pechos marcados.
    
    Alguna vez también me pareció que ella me miraba, sobre todo una noche que me había quedado dormido en el sillón del living en calzoncillos y ella me despertó con un beso en la frente. No sé qué habría soñado pero después del beso estaba totalmente erecto. “Por qué no te vas a la cama”, me dijo y me calenté un poco más.
    
    Después de un par de semanas prefirió mudarse a un departamento que teníamos vacío en el mismo edificio donde yo tengo mi consultorio particular. Necesitaba intimidad y en casa era medio difícil. Pude apreciar que no tenía una gran relación con María, nunca supe bien los motivos, pero se notaba que mantenían un vínculo frío y distante.
    
    Dejé de verla por un mes aproximadamente. Pero cada tanto me venía la imagen del baño con mi pija durísima y ella casi en bolas. Me reprochaba no haber dicho nada o no haber tirado alguna indirecta. Pero al rato se me pasaba. Una vez casi ...
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