1. 53.1 Un enfado, una reconciliación


    Fecha: 07/07/2020, Categorías: Hetero Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... suyo resultara humilde y sencillo, pero me encontraba tan bien entre los muros que me había dado cobijo tantos años. No era comparable a los salones de las mansiones de sus abuelos, ni poseía un ala en las casas exclusivamente mía, como era su caso, pero nunca había necesitado más y en realidad me sobraba con lo que había tenido. Me encantaban las casas de mis padres que eran mis hogares por simples y sobrios que fueran.
    
    Llegamos a uno de los bares de jóvenes y comencé a encontrar conocidos, ¿o eran ellos los que me encontraban? Detrás de la barra estaba un chaval que no recordaba pero él parecía que si me conocía.
    
    -¡Que extraño verte por aquí! -me lo dijo con tal naturalidad que me quedé mirándole.
    
    -Perdona, no te conozco. –era un chaval guapo pero lleno de piercings en las orejas, en una ceja y la nariz, como ese look no me gusta procuraba no mirarle.
    
    -Mi hermano es Alejandro. –y de pronto recordé al chico que nos llevaba las cajas de vino con su padre, cuando papá hacía el encargo del año y lo guardaban en el garaje subterráneo. Eran iguales si le quitabas el hierro que llevaba en la cara.
    
    Nos atendió y nos dijo que saliéramos a la terraza y él nos llevaría el pedido, poco a poco la terraza se fue llenando y todos eran del pueblo, aún no habían llegado los veraneantes.
    
    ¡Cómo estaban cambiando todos! Algunos se habían casado, los que habían terminado sus estudios estaban en paro o haciendo labores del campo en las tierras familiares, y a pesar de ...
    ... todo se les notaba contentos, era muy difícil de entender para mí.
    
    Mi madre nos llamó por el móvil para que nos acercáramos hasta la cervecera, para comer una simple tortilla española con pimientos y Gonzalo añadió una hamburguesa, ellos se fueron para casa y nosotros nos quedamos un rato para hablar con amigos míos de la niñez y recordar tiempos pasados, cuando creímos que no había más que hablar nos despedimos, era difícil mantener una conversación con intereses tan distintos y tan iguales a la vez en algunos sentidos.
    
    Cuando llegamos a casa no le dejé que se metiera en la habitación y le llevé escaleras arriba, había dejado preparada la cama provisional y los ventanales del techo abiertos, deslucía el espectáculo el hecho de que estuviéramos con luna menguante y no diera tanta luz como en otros días del verano.
    
    Le llevé a oscuras sujetándome de la barandilla que rodeaba el hueco de las escaleras hasta el pie de la improvisada cama.
    
    -Hoy dormiremos aquí, en una cama para los dos. –me cogió por la cintura y caímos sobre la barandilla que crujió. Reí sofocado por sus besos que no me dejaban recobrar mi posición recta.
    
    -Espera, quiero ir al baño. –aunque era más pequeño nos metimos en el del ático y tuve que bajar a por el neceser que me había olvidado.
    
    Estábamos tumbados mirando al cielo con la ventana abierta, además de la persiana también el cristal, la temperatura interior era excesiva y se sentía maravilloso el fresco que entraba por las ventanas del ...
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