1. Carolina, una chica que se obsesiona con los maduros (2)


    Fecha: 07/07/2020, Categorías: Incesto Autor: suchabitch, Fuente: CuentoRelatos

    ... hacía mucho no tenía.
    
    La mujer tomo la chica por la cintura y la acostó en la cama, le acaricio los muslos nuevamente, le saco los zapatos y medias para dejarla totalmente desnuda, se puso sobre la joven abriéndole las piernas y empezó a comer a lengüetazos la mojada concha de Carolina.
    
    El viejo observaba, parado al borde la cama, como la chica gemía de placer y se contorsionaba mientras la mujer la chupaba sin pausas, abriendo a lengüetazos los labios vaginales llegando hasta el clítoris, en un momento volvió a introducirle dos dedos mientras su lengua seguía estremeciendo a la chica.
    
    Carolina sintió que estaba teniendo un orgasmo mientras la mujer le hacía sexo oral, nunca había imaginado el placer que le podía dar una mujer a otra mujer. El viejo se subió a la cama, estaba a punto de explotar y no podía esperar más.
    
    La mujer se separó de las piernas de la chica para ver como el viejo se cogia esa belleza. El viejo, sorpresivamente tomo a la chica de la cintura y la puso boca abajo. Le acaricio las nalgas y Carolina se dio cuenta lo que quería, el viejo le dijo "Si pendejita me gusta ...
    ... coger nenitas como vos, me gusta cogerlas por el culo" y antes que la chica pudiera hacer algo sintió como algo duro se le metía por atrás, venciendo con fuerza la resistencia del esfínter y metiendo la cabeza de su pito dentro de las entrañas de la chica. Carolina grito de dolor pero el viejo empujo de nuevo y ahora el dolor se acrecentó, era como que le metieran una viga de acero ardiente en el culo, De nuevo el viejo embistió y ahora toda su verga se alojó dentro del estrecho orificio de la chica. Empezó a culearla de a poco, venciendo la resistencia de esas apretadas paredes y volviendo ahora mucho más placentero para Carolina el vaivén con el que el viejo la cogia. Llego un momento en el que no fue posible para el viejo aguantarse más y en medio de un gutural gruñido acabo en el culo de la chica.
    
    Al cabo de un rato, ya repuestos los viejitos, le dijeron a la chica que ya no llovía más, que había sido un gusto dejar que se refugiara con ellos y que cuando quisiera podía irse. Carolina les agradeció y les dijo que había pasado muy bien. "Espero verlos de nuevo en la plaza" y se fue a su casa. 
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