1. Andresito, mi estudiante de 14 años


    Fecha: 29/09/2017, Categorías: Gays Autor: alej97, Fuente: SexoSinTabues

    ... complaciéndolo. Luego le comencé a chupar las bolitas y sentía cómo su cuerpo se retorcía del placer. Mi placer, por supuesto, crecía cada segundo más. Después le subí las piernas y le di un lametón en la entrada de su culo, y eso lo hizo suspirar. De manera súbita, lo volteé, haciendo que su culo quedara a mi total y completa disposición. Me le encimé y subí dándole besos en la espalda hasta llegar a su cuello, para luego posarme a chuparle una orejita, porque sabía que eso lo volvía loquito. Y comencé a poner mi guebo en su culo. —Abre esas nalguitas para mí, ¿sí? — le preguntaba suavemente en su oído. Enseguida, abría sus nalgas y mi guebo quedaba dentro de ellas, simulando que me lo cogía pero todavía no llegábamos a eso. Al minuto no aguanté y me bajé a chuparle el culo. Primero, lo nalgueaba, en cada nalga daba una palmada. Luego las masajeaba, una primero y después la otra. Acerqué mi cara a sus nalgotas y comencé a morderle suavemente una nalga y después la otra. Me encantaban esas nalgas, eran grandes y lampiñas, para devorarlas sin piedad. Después, se las abrí de par en par y con mi lengua, empecé a hacerle círculos en su culito, el cual se notaba cerradito, y hacer eso hacía que se retorciera de placer. No aguanté más y comencé a chupárselo. Él, instintivamente me agarró del cabello. Yo con mis dos manos le acariciaba las nalgas y bajaba a tocar sus piernas, pero seguía mamándole ese culito rico. Era virguito. Así estuve por unos cuantos minutos, mientras que ...
    ... sus movimientos de gata en celo cesaban. Luego me le fui de una a hablarle a la punta del oído. —No aguanto más, quiero que me des ese culito. —Eso es tuyo. Mi culo es tuyo. Métemelo. — ¿Eso quieres? —Sí, métemelo. Me gusta mucho todo lo que haces. —Te va a doler un poco, pero tienes que aguantar, Andresito. — ¿Duele mucho? —Te dije que solo un poco, pero luego te acostumbras y pides guebo a gritos. —Hazlo. Métemelo. No importa. Se lo ensalivé un poco más y me eché saliva en la cabeza del guebo, para ir lubricando cada vez más. Le pedí que se abriera las nalguitas y con sus dos manos lo hizo. Saber que ese culito sería para mí de vaina me hace acabar. Comencé a meterle la cabeza lentamente, porque tampoco quería que sufriera, era mi bebito y quería que disfrutara tanto o más que yo. Sentía que hacía presión, que se cerraba. —No te pongas tenso, bebé. Déjate fluir, relájate, y disfruta. Abre. —Tengo un poco de nervios —me decía. —Lo sé, te entiendo. — ¿Te pondrías condón si te lo pido? —Claro. Déjame buscar uno, si eso te hace sentir más relajado. Enseguida me agarra de un brazo. —No, no, está bien así. Yo confío. De igual manera yo nunca tiro sin condón pero con este carajito quería hasta el cielo. Además, uno identifica cuando alguien está sano, él lo está, y por supuesto yo también. Fue entonces cuando sentí que se abría con más tranquilidad. Yo se lo sacaba de momentos, para seguirme escupiendo la cabeza y lubricar un poco más. No usaba lubricante porque sabía que eso le ...
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