Así preñé a un par de desconocidas - Relatos Eróticos

Así preñé a un par de desconocidas

... polla gozaba con cada culetazo que metía sobre ella aquella sirena desaforada, mientras la dominatrix me estaba dando una lección de disciplina que me excitaba sin control.Sin embargo, fue la dominatrix la que acabó por ceder y correrse en toda mi boca con un tremendo alarido que retumbó en toda la cala. ¡Aaaaaaaaaaaaah! ¡Hijo putaaaaaaa! ¡Me cooooooooorrooooooo! ¡Me corro! ¡Me corro! ¡Me corrooooooooooooooooo!De su coño salió un flujo vaginal que esparció por toda mi cara con moviemientos ya más suaves y delicados. Para que la escena fuera aún más obscena escupió sobre mi cara y manteniéndola sujeta por mi pelo, se levantó un poco y comenzó a orinar sobre mí. ¡Uuuum! Este cerdo necesita un poco agüita. ¡Abre la boca y traga, cerdo!Seguí obedeciendo más pendiente del tremendo gusto que sentía mi polla ante la cabalgada que aquella sirena me estaba dando, y noté como su orina bajaba por mi garganta sin que me preguntara qué coño hacía. Lo único que quería en ese momento era correrme cuanto antes porque mi polla no aguantaba más.Por fin sentí como mi leche se encaminaba hacia el capullo y abrí mi boca. ¡Me voy a correeeeeeeer! ¡Aaaaah!La sirena dejó de cabalgar y de un blinco se sacó la polla de su coño ardiente para metérsela en la boca y buscar con mayor intensidad mi orgasmo. ¡Bébete su leche entera y no sueltes ni una gota! Ordenó su ama.Y ahí llegó. Mi polla reventó en toda su boca soltando una tremenda cantidad de lefa, mientras yo me retorcía de placer ante la mirada ...

... de aquella pareja tan extraña que dominaba completamente la situación.Tras unos instantes de placer intenso llegó la pausa. Suavemente sacó mi polla de su boca jugueteando con su lengua y manteniendo toda la leche en ella.Se levantó y se acercó a su ama para mostrarle el trofeo. ¡Muy bien zorra! Hay que reconocer que eres la mejor. Ahora dame toda esa leche.Tumbado en la toalla sin fuerzas para recuperarme contemplaba la escena en que se presumía que iba a besar a la ama para darle mi leche. Pero no fue así.La ama sacó una jeringa y la introduzco en su boca para extraer todo el semen. Aquello me llamó la atención. ¿Qué coño hacía? Me preguntaba. Me incorporé un poco aún invadido por el placer de mi polla, y antes de que consiguiera levantarme, la ama me miró mostrándome la jeringa llena de mi semen para que viera bien su trofeo. Contigo ya hemos terminado. ¡Lárgate! ¿Cómo? -por fin me salían las palabras- ¿Qué vas a hacer con eso? Nos vamos a preñar.Y dirigiendo la jeringa a aquel coño que había comido como jamás lo había hecho con otro, la introdujo hasta el fondo mientras empujaba para que saliera mi leche en su vagina. ¡¿Pero qué coño haces?! ¡Jajajaja! Ya lo ves, preñarme. Y ahora le toca a ella.Se acercó a ella y repitió la operación, pero esta vez, acompañado de un movimiento violento sobre su coño para provocar su orgasmo. Aquel coño chorreaba de la tremenda cabalgada sobre mi polla, y no tardó en correrse como una loca. ¡Me voy! ¡Me voy! ¡Ah! ¡Sigue! ¡Sigue! ¡Sigue, ...