1. Así preñé a un par de desconocidas


    Fecha: 07/05/2020, Categorías: Sexo en Grupo Humorísticos Fetichismo Autor: vicioso70s, Fuente: xHamster

    Lo que voy a contar a continuación forma parte de una de las experiencias sexuales más raras que he vivido jamás y que, posiblemente, más me cuestione durante toda mi vida. Fue todo a traición y con premeditación, pero no fui consciente de ello hasta que me corrí en su boca. Lo que en un principio parecía una locura sexual en la que yo triunfaba, acabó por ser todo un plan diseñado para quedarse embarazada y del que, ni tan siquiera sé, si llegó a prosperar.Ocurrió en una solitaria playa de una localidad costera del sur, donde suelo practicar mi deporte favorito, el running. Caía la tarde de un tranquilo día veraniego, y como de costumbre, aprovechando la brisa marina, me enfundé mis zapatillas para salir a correr. Seguí la misma ruta de siempre que tras atravesar el bullicioso paseo marítimo, deja a la localidad para adentrarse en unos acantilados que arropan una pequeña calita poco frecuentada, y que, a menudo, aprovecha la gente para hacer nudismo.Al llegar a la cala divisé que había dos chicas tumbadas junto a una sombrilla y una nevera. Estaban tumbadas en topless para aprovechar los últimos rayos del sol, mientras escuchaban la música que sonaba en un móvil. Me acerqué a la orilla sin intención de m*****ar y descansar un rato, antes de iniciar mi ruta de regreso. Como en otras ocasiones, me quité las zapatillas y la ropa, para darme un chapuzón. Aquel día el mar estaba perfecto y durante el trayecto, había sudado bastante. Al desnudarme y dejar mi polla al aire, noté ...
    ... que las chicas me miraban y comentaban entre ellas. Seguramente no sabrían que en esa playa se practicaba el nudismo, o lo mismo sí.Sin importarme lo que pensaran, me metí en el agua, di un par de brazadas y me dejé llevar por la corriente tumbado hacia el sol. Estaba totalmente relajado hasta que de repente sentí que alguien me sujetaba suavemente la cabeza. Fue casi como una caricia que entró por la nuca y se extendió hasta mi cuello. ¡No te asustes! He visto que la corriente te arrastraba hacia mí y no quería que te dieras con esta roca.Dijo una da las chicas que, mientras deliraba en mi descanso, se había sentado en un saliente de una roca a la que la corriente me había arrastrado. ¡Vaya! No me había dado cuenta. Gracias por evitar un cocón. No hay de qué, respondió la chica sin quitar sus manos de la cabeza. ¿Te importa que te siga masajeando? Tienes un cabello muy bonito.Sin saber qué decir, y entregado al mar y sus manos, opté porque el silencio diera mi consentimiento. Ella continuó con el masaje mientras yo movía mis pies y manos para mantenerme a flote. Las caricias cada vez eran más sensuales. Me pellizcaba la oreja, recorría mis labios con delicadeza y revoloteaba mi pelo con dulzura. Era lo más parecido a estar con una sirena.Aquella sirena tendría cerca de cuarenta años. Nunca lo sabré. Su cuerpo dibujaba unas curvas muy femeninas, con un pecho redondo y proporcionado que terminaba en unos pezones pequeños pero erectos. Su culo, posado sobre aquella roca, marcaba ...
«1234...»