1. Cogí con mi novia, su madre y sus hermanas (Capítulo 6)


    Fecha: 30/03/2020, Categorías: Confesiones Autor: felodel2005, Fuente: CuentoRelatos

    ... ni si quiera había imaginado.
    
    Karla estaba arrodillada junto a la cama, estaba chupándome el pene mientras dormía. De inmediato la aparté con las manos, susurrando le pedí que parara y se fuera a su cuarto. Majo estaba durmiendo junto a mi, arropada con la sábana, dormía plácida, muy profunda, hasta ese momento no había visto nada. Le insistí a Karla, le rogaba que se fuera, pero era terca, estaba dispuesta a continuar con lo que hacía; es más, ni siquiera disminuía el volumen de su voz al hablar. No le importaba si Majo, Esperanza o su novio despertaban. Como vi que estaba decidida a continuar, que no habría nada que la detuviera; y yo no quería armar un escándalo, me levanté y salí junto a ella del cuarto. Apenas cerramos la puerta, volví a pedirle que se marchara a su cuarto, no quería más problemas con Majo. Pero mientras yo hablaba, Karla no hacia otra cosa que besarme por el cuello. Me agarraba las manos para que se las pasara sobre sus senos.
    
    Como les conté anteriormente, Karla era la mayor de este grupo de hermanas. Era alta, su piel era blanca y muy suave; su pelo era negro, liso y muy largo. Sus piernas tenían muy buena forma y volumen, su culo también era grande; de hecho, no le hacía falta carne en ninguna parte de su cuerpo. Era una mujer de unos 32 años aproximadamente. Sus senos no eran pequeños, tampoco muy grandes; de un tamaño medio y bastante paraditos. Su cuerpo era fenomenal, una exquisitez, pero lo que más me gustaba de ella era su cara. A ...
    ... simple vista un rostro normal, uno que no ameritaba salir en la tapa de una revista, pero al fin y al cabo un rostro destinado a mostrar gestos de placer.
    
    No les puedo negar que la situación me tenía caliente, más contemplando que Majo no había querido terminar de coger conmigo la noche anterior, ni hacerlo durante ese día. Pero yo sabía que debía resistirme; hace un buen tiempo que había pasado lo de sus hermanas y lo de su madre y, durante ese tiempo, no había dejado de taladrar en mi cabeza la sensación de culpa que eso me había generado. Aun así, Karla no se detenía, no escuchaba razones. Me decía que, desde la noche anterior, cuando nos había sorprendido a Majo y a mí, le había empezado un incesante deseo de coger conmigo. Al ver que no había forma alguna de disuadir a Karla, le dije que cedería a su pedido, pero con una condición. Alejarnos de allí.
    
    “Lo más lejos que estoy dispuesta a ir es al balcón”. Me parecía una locura, pero igual conservaba la ilusión de que, al ser un lugar abierto, era propicio para hacer que el ruido se escapara con rapidez. El balcón de esa casa quedaba justo detrás del cuarto donde dormían los padres de Majo. Ya sabiendo lo inminente, sabiendo que iba a coger con Karla, la más buena y linda mujer de esta familia, pensaba en todo lo que le iba a hacer. Pero al llegar al balcón me decepcioné. Karla se apoyó sobre la baranda del balcón, bajó sus pantalones y su tanga hasta la mitad de sus piernas, volteó su cara y se quedó mirándome como ...
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