1. Leyendas Indigenas; los niños arcoiris


    Fecha: 27/03/2020, Categorías: Intercambios Autor: shotaboy, Fuente: SexoSinTabues

    Era una mañana humeda y fría exactamente igual a todas las mañanas en la selva del amazonas, tenía todas mis energías pero mis animos estaban de lo peor, me había separado de mi grupo por estar mas pendiente del celular que del sendero, al darme cuenta de que estaba perdido ya era tarde, en fin, maldecía mi suerte a cada paso hasta que subiendo una pequeña colina se precipita un ligero chaparrón que enturbió aún mas mi estado de ánimo, quince minutos despues el sol salió revelando dos arcoiris que se precipitaban como en dirección hacía la cima de la colina, no digo que no fueran bonitos los arcoiris, pero a demas de todo lo que estaba pasando, llevaba cerca de una semana sin poder masturbarme decentemente en este obligatorio viaje vacacional. Al llegar a la cima de la colina me dió la impresión de que los arcoiris realmente estaban muy cerca, quité con las manos alguno que otro arbusto y mi boca casi tocaba el piso al ver a dos niños rubios como el sol bañandose y jugando en una pequeña y cristalina laguna sobre la que parecían caer los dos arcoiris, luego de salir de mi asombro, me di colirio con lo que veía, aquellos niños eran gemelos pero varón y hembra respectivamente, oscilaban entre los diez y los doce años, de piel blanca tostada y cabellos rubios como el sol y largo hasta la espalda, ambos se salpicaban agua y corrían sin hacer caso al hecho de que se encontraban desnudos; luego de razonar que no estaba desvariando procedí a saludarlos. -Hola pequeños! -pregunté- ...
    ... ¿donde está su mamá? Pero los niños se sorprendieron tanto que se arrojaron a la laguna esperando debajo del agua, me percaté de que el arcoiris había sido opacado por una nube pasajera de buen tamaño, entonces me quité la ropa desnudandome completamente, ellos quedaron inmóviles observandome con curiosidad y recelo, entonces saliendo del agua, tomé el frasco de leche condensada, hundí mi dedo en él y me lo llevé a la boca haciendo gestos de extremo placer Los gemelitos me miraron con total interés, el varoncito salió del agua con gallardía acercandose a mí, me miró de arriba a abajo y extendió su mano como exigiendome el frasco; pero yo embarré de nuevo mi dedo y se lo ofrecí directo a la boca; pero él lo rechazó y exigió sin voz que le diera el frasco, la niña nos miraba timidamente desde la laguna; pero yo me chupé el dedo con leche condensada y el niño enojado gritó sin articular palabra haciendo una pataleta, repetí el proceso anterior ofreciendole mi dedo, si no comías de mi mano simplemente no comerías. El rubiecito se resignó con desgano y llevandose mi dedo embarrado a los labios succionó con gran placer al sentir el dulce de la leche, tanto fué su agrado que se sujetó con sus manitos a mi mano con la que lo alimentaba; una vez hubo terminado de saborear me pidió más pero esta vez con algo de amabilidad, por lo que puse el frasco en mi erecta verga embarradola de leche condensada y ofreciendosela al niño totalmente inocente de lo que veía, la niña no abandonaba la ...
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