1. Cosas de casa


    Fecha: 25/03/2020, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... masajear su entrepierna, con el canto de mis manos toqué su coño. Se estremeció. Masajeé las plantas de sus pies, los talones, los tobillos y los dedos. Volví a los glúteos. Aparté con dos dedos sus nalgas y su braguita y dejé caer sobre su ojete el aceite. Con dos dedos se lo masajeé. Le comenzó a latir. Hice movimientos circulares sobre él con el dedo medio de mi mano izquierda. Le metí la puntita, Olivia levantó su culo y lo metió hasta la mitad. Se lo metí del todo. Dejé que me follara el dedo con el culo. Con la otra mano masajeaba sus nalgas, su espalda, sus hombros, sus costillas, y masajeando sus costillas, al llegar a la altura de las tetas, se levantó un poquitín para que las pudiese masajear. Le masajeé las tetas y le apreté los pezones. Comenzó a gemir y a mover el culo más aprisa. De repente, su ojete apretó mi dedo y comenzó a correrse. Sus gemidos eran tan escandalosamente eróticos que si me llego a tocar me hubiese corrido con ella.
    
    Al acabar de correrse le di la vuelta. Su braguita blanca estaba encharcada y se metía en el corte de su coño rasurado. Olivia seguía con los ojos cerrados. Masajeé de nuevo sus hombros, su cuello, el antepecho y después bajé a sus pequeñas tetas. Tenía las areolas grandes y rosadas, las froté con movimientos circulares, sus pezones estaban duros y erectos. Se los volví a apretar. Masajeé su vientre. Le quité la braguita. Estaba chorreando. Tenía el coño empapado. Masajeé su cintura y sus caderas. Masajeé su entrepierna. Esta ...
    ... vez el canto de mis manos apretó su coño. Olivia soltó un pequeño gemido de placer. Me dijo:
    
    -"Bésame".
    
    -Acerqué mi boca a la suya y le pasé la punta de la lengua por los labios. Ella sacó su lengua queriendo meterla en mi boca. Yo sólo dejé que rozase mis labios con ella. Olivia se desesperaba, con la voz entrecortada, me dijo:
    
    -"Cómeme todo, cariño".
    
    Sus palabras me pusieron tan cachonda que me olvidé de que era masajista. La miré y vi a una belleza morena, de ojazos negros y cuerpo de muñeca. La besé en los labios... Nos comimos las lenguas. La besé en los ojos, en la punta de la nariz, en el mentón, en el cuello, en las muñecas, en el interior de sus brazos, en los sobacos... Le comí las tetas saboreando cada gota de sudor, cada centímetro de ellas. Luego bajé a su sexo. Lo abrí con dos dedos. Sus labios carnosos estaban empapados de flujo de la corrida que acababa de echar. Lamí la humedad. Sus gemidos hicieron que me mojara aún más. Las manos de Olivia se posaron en mi cabeza y llevaron mi lengua a su clítoris erecto. Se lo lamí y se lo chupé, luego, con lentitud, metí mi lengua en su vagina lo más profundo que pude, y con lentitud, la saqué. Cada vez que mi lengua entraba en su coño arrancaba un gemido de su garganta. Diez, doce, o veinte minutos más tarde, no lo sé con certeza porque perdí la noción del tiempo, su cuerpo se curvó y empujó el coño contra mi boca. Sentí un desgarrador gemido de placer al tiempo que mi boca se iba llenando de un jugo calentito. ...
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