1. Mi primer sexo anal


    Fecha: 14/03/2020, Categorías: Hetero Autor: Crystal69, Fuente: SexoSinTabues

    ... dar por atrás. —No jodas. ¿ de verdad? —sip. Si cara se iluminó un poco mas. Entonces eleve la espalda baja y luego me amodorre sobre una almohada. Noté las manos de Eduardo poniéndole el lubricante a mi ano, despacio y con cuidado. Luego se coloco el condón y también le puso una dosis de lubricante. —¿Te saco una foto? —pero la borras. Lo hizo y me la mostró. Se veía la delgada linea de mi conchita aplastada y lisa, sin un solo vello que la tapara. Y poco mas arriba, la estrecha entrada que nos importaba, pequeña y llena de lubricante. —ábreme un poco —le pedí. El lo hizo despacio, separando mis nalgas y luego noté sus dedos bailando por toda la entrada, que cada vez se notaba mas ansiosa por ser rota. Entonces dio inicio. Como había sospechado, sentí dolor y ardor aunque tenía mucho lubricante. Me abrí yo misma el culo mientras Eduardo dirigía su polla con esfuerzo y puntería. Me entró el glande. El se quejo de que apretaba mucho. Los ojos se me llenaron de lágrimas y mordí una sabana cuando fue metiéndose mas. —la saco ¿verdad? —al contrario —le dije, sudando. —empuja mas. —Me ardían las mejillas. Trataba de no pensar en el dolor y en nada que no fuera en él y en el placer que se me había prometido. Y lo hizo. Grite un momento y eso fue todo. Cuando el la saco. subí al paraíso. Era una sensación taaaaaan rica que cerré los ojos de puro gozo. Luego otra vez dolor cuando el la metió y nuevamente el Cielo bendito cuando la saco. Le pedí que me tomara ...
    ... fotos. Necesitaba verme allí. Y el lo hizo. Tomo unas diez y me las pasó para mirar. Mi culo era la estrella. mi concha brillaba por la lubricación natural, pero el artificial también estaba allí y las manos de Eduardo se habían quedado marcadas en mis pompas, las cuales él nalgueaba con fuerza; me sentí una reina en la cama porque me había unido a las mujeres que conocían el placer anal. Por un rato mas, Eduardo bombeo dentro de mi y yo estaba poseída y gemía tan dulcemente como una princesa que el no tardo en decir que iba a terminar. Derramó su semen dentro de mi culo. Le pedí que se quitara el condón y que dejara toda la eyaculación dentro de mi. Después de eso y de que yo me hubiera corrido unas veinte mil veces, lo abracé y le llené de besos por todo el cuerpo. Cuando recupero la erección, baje por otro condón y se lo volví a poner, pero no hicimos anal, sino un rico vaginal en el que el me monto muy bien y eyaculo otra vez dentro de mi. Desde ese día y durante los meses que siguió nuestra relación, el sexo anal fue algo cotidiano. El culo se acostumbra a las penetraciones y deja de haber dolor. —¿dolió? —pregunto mi hermana mientras estábamos haciendo la cena antes de que mama llegara. —¿Que cosas? —El anal. —Me corrí como diez veces —le dije con risas. Clari llevaba unos mini shorts de pijama. Se dio una fuerte nalgada y sonrió. —ya me tocara a mi. Era un hecho, pero mientras, yo ya había logrado un objetivo mas en mi vida sexual y era feliz 
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