1. Mimitos especiales


    Fecha: 15/01/2020, Categorías: Hetero Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... lo hago a él, otras a Lorenzo, otras a Ricardo y a sus amigos… en fin, me voy turnando… obvio que no te pido que hagas lo mismo, pero, es reconfortante para ellos mirarte así vestida, con carita de nena y ojitos inocentes… si querés mañana vení conmigo al cuarto de los tres amigos, y bueno, comprobalo mi cielo!
    
    A la mañana desayuné y enfrenté al sol con mi sueño a cuestas caminando hasta la casa de Patricia. Ella no me acompañó. Apenas me acosté mi cabeza se convirtió en una licuadora de ideas, preguntas, sensaciones y enigmas. Tuve que masturbarme pensando en los dichos de la tía, en el recuerdo de su boca burbujeante de semen, en la novela erótica, en los otros hombres y en lo que pudiera gustarles de mí. No tenía ni tetas ni culo casi. Soy hiper delgada, castaña con ojos claros, pelo hasta la mitad de la espalda y poca experiencia. Solo cogí dos veces con un pibe que me traicionó mal. Tal vez sea mi aspecto, mi ropa que en general era musculosa gris, zapatillas all-star y joggings, o mi voz medio chillona.
    
    Esa noche seguí a la tía al cuarto de Lorenzo. Yo llevaba una bandeja con un café, dos abanos y un preservativo. Entré y esperé a que el hombre se acueste, entretanto ella lo ayudaba a quitarse el pantalón.
    
    ¡hoy viniste acompañada Patito!, balbuceó ya casi listo en la cama el hombre, y me ruboricé.
    
    ¡acercate mamita, dame la bandeja y cerrá la puerta!, dijo cuando la tía le endulzaba el café y le masajeaba el paquete. Lorenzo ya tenía el pito duro, pero más ...
    ... se le agrandó cuando me pidió: ¡sacate la remera nena, y mostrame las tetas!
    
    La tía me la quitó, y me las palpó por encima del top.
    
    ¡acercate, que quiero olerte bebé, dale, no seas mala!, dijo quebrando la voz el tipo mientras la tía le ponía el forro. Recién ahí me quité el top, y en cuanto estuve parada a su lado su olfato se estiraba como un radar para olerme. Conoció el aroma de mis tetas, mi cuello, mi boca tras liberarle mi aliento en la cara, mi pancita, mi espalda y mis manos, las que me lamió y besó con dulzura.
    
    ¡bajate el pantaloncito, que quiero mirarte la cola, dale nenita!, me pidió cuanto Patri ya le devoraba el pene, y en cuanto lo hice le acerqué mi cola primero, y luego mi pubis para que me huela nervioso, aunque siempre por arriba de mi bedetina rosa, a esta altura re contra empapada.
    
    Allí fue cuando de pronto dio un estruendoso quejido y estalló en lecheen la boca de la tía que insistía:
    
    ¡olela viejo sucio, olele la concha y el orto a la pendeja, dale que te gusta chanchito, pero no la toques porque te la muerdo!
    
    Salimos del cuarto seguras de que Lorenzo dormitaba relajado, y en la cocina la tía me increpó:
    
    ¡no es por nada Ani, pero vi cómo te mordías los labios y temblaban tus piernas… te morís por comerle la pija a uno de ellos no?... No te culpo, a mí se me re moja la bombacha al hacerlo… así que no tengas miedo, que ninguno te va a lastimar!, y me dio un tierno beso en la mejilla sin olvidar acariciar mis tetitas desnudas.
    
    ¡andá y ...
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