1. Mimitos especiales


    Fecha: 15/01/2020, Categorías: Hetero Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    Hacía mucho que no tenía noticias de mi tía Patricia. Casualmente el día que cumplí 19 recibí una carta con su letra, junto con un libro de una novela erótica, la que me había prometido la última vez que la ví. Eso fue como a mis 13 años. Dijo que era muy chiquita para leer esas cosas cuando la pesqué leyendo aquel libro una noche de verano.
    
    Ese día recibí pocos regalos. Algunos amigos ni se acordaron de mí. Solo mi mejor amiga pasó un rato a tomar unos mates, y el denso de Matías me trajo un anillo plateado precioso. Ese pibe me tira onda desde el primario, pero yo no podía enamorarme de él, por lo que quedamos como amigos con derecho. Aún así nunca pasamos de un pete o de una buena chupada de tetas. Jamás nos besamos en la boca.
    
    Mamá me hizo un arroz con pollo delicioso, mi hermano me regaló una bicicleta y, mi papá me dio 200 pesos para que me compre lo que quisiera. Mi abuela siempre lo arreglaba todo con una bombachita y un par de medias, y mi abuelo con chocolates.
    
    Recién pude leer la carta de mi tía por la noche, cuando la casa era un manojo de silencios. Mi mamá nunca quiso que su hermana y yo nos frecuentemos. Decía que era una mala influencia para mí y mis decisiones. Siempre sospeché que algo pasó entre ellas cuando jóvenes. La carta decía:
    
    ¡¡¡feliz cumple Anahí, mi chiquita hermosa, princesa de la tía!!! Te escribo para desearte lo mejor del mundo. Pero también para contarte, o mejor dicho, proponerte algo. Yo estoy trabajando en un geriátrico, en ...
    ... turno noche de lunes a lunes. No estoy sola, pero Amalia, una de las más antiguas está muy enferma, y el jefe está buscando a alguien para reemplazarla. Yo hablé por vos mi vida. Pensalo. No podés estudiar en tu casa con el borracho de tu viejo y viviendo de lo que te dé tu mami por ayudarle en la carnicería. Acá pagan muy bien. Los viejos son tranquilos. Casi ninguno está enfermo. Además podés vivir conmigo. Yo casi no estoy en casa. Espero tu respuesta urgente. Abajo está mi celu. Llamame. ¡aaah, y ojo con las manitos cuando leas el libro eh, no seas cochina! Mirá que está buenísimo! Disfrutalo. Te quiere con el alma: tu tía Patito!!!
    
    Ni lo pensé. El reloj daba las dos de la madrugada, y unas ganas de querer cambiar mi vida me asaltaron por completo. Todo lo que la carta decía era tan real como doloroso. Además mi hermano tenía serios problemas con la cocaína.
    
    La llamé con el corazón galopante de alegría, y ella me dio la dirección en medio de un leve sollozo al reconocerme. Al día siguiente hice un bolsito con un poco de ropa, guardé apuntes y libros de la facu, me di una ducha y enfrenté a mis padres. Les dije que no sólo tomaba el trabajo, sino que me iba a vivir a lo de mi tía. Me trataron de desagradecida, inmadura, de rebelde sin causa, y me pidieron que no vuelva a pisar la casa. Mi hermano dijo mientras me abría la puerta: ¡vas a terminar siendo una puta reventada como la tía, pero suerte gila!
    
    A la hora ya estaba ubicada en la humilde casa de Patricia, y a las ...
«1234...7»