1. Nochevieja de morbo.


    Fecha: 12/12/2019, Categorías: Jóvenes Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... Durante el trayecto me susurró al oido que necesitaba hacerme el amor cuanto antes. Su mano derecha se deslizaba por mi entrepierna y me decía que podía sentir mi calor ahí. No se equivocaba, yo estaba muy muy excitada y también necesitaba que me lo hiciera. Fue cuando me confesó que tenía 45 años. Hablamos de nuestra diferencia de edad. Yo 3 días antes aún era menor. Él me encantaba. No era como los niñatos con los que me había acostado otras veces. Ni siquiera como el novio que tuve entre los 14 y los 17, que era 3 años mayor que yo. Ese hombre tenía algo especial que me mataba de morbo y esa noche quería tenerlo dentro de mi.
    
    Le pregunté si alguna vez había sido infiel a su mujer y me confesó que nunca lo había sido. Le creí. Podía notar su sinceridad, e incluso algo de inocencia. Aquel hombre decía la verdad. Todo eso no hacía más que añadir más morbo al asunto, lo que lo convirtió en una mezcla explosiva. Pagó al taxista la carrera y nos dirigimos al portal del edificio donde se encontraban las oficinas. Es el centro de la ciudad y aquello estaba desierto. En realidad, allí todo eran oficinas y no habría nadie que nos molestara. Antes de llegar a la puerta me agarró por la cintura y volvió a comerme la boca contra la pared. Sus manos volvieron a mis pechos, pero esta vez lo dejé hacer. Era evidente lo que los dos deseábamos con locura, pero aún estábamos en la calle, así que le dije que abriera la puerta rápido. Entramos. Subimos unas escaleras y junto al ascensor ya ...
    ... no pudo aguantar más y me lo hizo. Casi me arranca de las piernas los vaqueros, que iban muy ceñidos. Se quitó la chaqueta y la camisa y pude ver su torso. Era fuerte y un poco de barriguita, pero no obeso; con algo de vello. Aquel hombre de verdad estaba a punto de hacerme el amor. Yo le desabroché el cinturón y los pantalones, que cayeron pesadamente al suelo. Ví su empalmada bajo su ropa interior. Los calzoncillos estaban empapados de su corrida en la pista de baile. Se los bajé también y allí estaba una polla preciosa, no excesivamente larga, pero de un buen grosor, durísima, con su capullo rojizo y muy mojado.
    
    Volvimos a comernos la boca en un besazo increíble y nuestros cuerpos se fundieron en uno. Él sólo tuvo que pegarse a mí y su polla encontró sola el camino hacia mi coño. Yo solo me abrí para hacer que fuera más fácil. Puso sus manos en mi culo y me levantó del suelo apoyándome sobre la pared. Hice pinza con mis piernas para sentirlo más adentro. Comenzó a moverse rápidamente y no tardé en empezar a gemir. Aquel hombre de 45 años estaba follándome de una manera brutal. Mi placer iba en aumento a medida que sus sacudidas continuaban. Llevábamos deseándolo toda la noche. Cada penetración era más profunda. Entre gemidos me decía que nunca había deseado a una mujer de esta manera. Noté como mis fluidos bajaban por mi entrepierna y se mezclaban con su sudor en sus muslos.
    
    Fue un orgasmo increíble. Jamás había sentido algo así. Los dos nos corrimos a la vez y noté ...