1. Yago (II): Esa misma noche


    Fecha: 09/12/2019, Categorías: Infidelidad Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos

    ... por ese viejo, refinado y déspota…
    
    - ¡Ah!, pero... ¿qué me traéis, capitán? ¿Quién es esta belleza?
    
    - ¡El nieto de Rodrigo, excelencia! Del Caserío de Valle Chico.
    
    - Y ¿qué le ha ocurrido? ¿Por qué tiene ese desagradable aspecto?…
    
    El Marqués se acercó para mirarlo detenidamente; y dio una vuelta a su alrededor.
    
    - ¡Maravilloso, querido!, le dijo al capitán. Pero, hay que adecentarlo un poco, ¿no creéis?...
    
    … ¡llamad al cabo Gabriel! Creo que está con el Duque en la torre. Pero antes, ¡encadenadlo a esa argolla!
    
    Y señaló a una gran argolla que colgaba del techo.
    
    Salazar la bajó, y lo enganchó de las muñecas. Luego, tiró del cordón que la subía y bajaba; y lo dejó con los brazos en alto, a su disposición. Y luego, salió en busca del cabo.
    
    - ¿Cómo te llamas, muchacho?, le preguntó el Marqués, cogiéndole de la barbilla
    
    - Yago, ¡excelencia!...
    
    - Eres muy hermoso, Yago; y le echó mano al rabo
    
    - ¡Por favor!, señor.
    
    Volvió a cogerle de la barbilla; y le obligó a subir la cara
    
    - ¡Mírame!, muchacho
    
    Y empezó acariciarle el rostro, con absoluta devoción...
    
    - ¡Sois hermosísimo!, querido; y continuó acariciándole los labios...
    
    - Voy a lavarte un poco ¿de acuerdo?…
    
    ... ¿me lo permitís?
    
    Y se dio la vuelta, para acercar uno de los cubos de agua templada que tenía sobre el arcón, un cesto con paños y una pastilla de jabón.
    
    Después, mojó uno de los paños por una esquina, que restregó en la pastilla de jabón; y se acercó al prisionero, ...
    ... para limpiarle las manchas de sangre, y algo más, que tenía en la cara.
    
    - ¡Así, estás mucho mejor!
    
    Y acercó sus labios para besarle, con verdadera ternura.
    
    Pero, el capitán, que ya había llegado a la torre, pudo escuchar desde la escalera los jadeos de Gabriel; que, sin duda, ya estaba haciendo de las suyas con el Sr. Duque.
    
    - ¡Ah!, ¡este muchacho!, se dijo a sí mismo; y recordó el día en que llegó al acuartelamiento, pidiendo formar parte del regimiento.
    
    Le pareció una verdadera golosina. Sobre todo, porque sabía que el muchacho salía huyendo del padre, que no le dejaba vivir, desde que se enteró de que algunos se lo follaban, con demasiada frecuencia.
    
    Y la paliza que le dio, cuando lo pilló follando con unos viajantes de comercio, en el granero, mientras les cambiaban los caballos de la carreta en la herrería.
    
    Ahora, ya tenía 19 años, y era cabo del regimiento de alabarderos del Sr. Marqués; que lo tenía a disposición de sus invitados más exigentes, para que no les faltara de nada. El chico lo valía.
    
    No sabía, si entrar, y participar del festín que se estaba dando el Sr. Duque, o regresar, y decirle al Marqués que no lograba encontrarle.
    
    Y eligió regresar con el Marqués.
    
    - Lo siento, ¡excelencia!, pero nadie en el castillo los ha visto... y en la torre no hay nadie, ¡señor!
    
    - Entonces, lo haremos nosotros mismos, capitán.
    
    Yago, ya solo con su amplia camisa cubriéndole las partes más íntimas, no podía evitar dejar translucir la fortaleza de ...