1. Ya no soy una nina (i)


    Fecha: 21/10/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... dolor de la hostia que me había metido.
    
    -Si eres tan lista como creo que eres sabrás que es lo que te conviene.
    
    Abrí las piernas con cierta coquetería al principio y de una forma guarra y obscena al final. Me lo abrío con sus dedos y vi mi himen en pantalla grande.
    
    Y me violo. No, no lo vamos a edulcorar, fue lo que realmente pasó. Utilizó mi cuerpo como si en lugar de ser una inexperta fuera una puta curtida en mil batallas.
    
    Y sí, lo disfrute como la cerda que estaba destinada a convertirme. Disfruté con cada una de sus salvajes embestidas dentro de mi cuerpo. Me corrí hasta dos veces antes de que él lo hiciera y aún así le pedí más.
    
    Grabó la corrida en mi cara, mis pechos y en mi pelo con mi propio teléfono móvil, así como cada parte de mi cuerpo. He visto esas imágenes mil veces y os puedo asegurar que tenía una buena cara de guarra.
    
    Me mostró las marcas de mordiscos en mis pechos, la suciedad de mi vientre...
    
    Pero sobretodo me mostró la sangre que manchaba las sábanas de la cama de mis padres, la sangre que demostraba que me había hecho mayor y que había sangrado como una cerda en el día de la matanza.
    
    -Mañana ponte guapa para mi
    
    Cristina, nuestra chacha, me encontró al día siguiente. Yo seguía desnuda y tirada en la cama, como si alguna fuerza superior me impidera salir. Me había llegado a orinar encima.
    
    -Dios santo bendito, Vanessa. ¿Qué ha pasado?
    
    -Me he convertido en mujer – repondí con una estúpida sonrisa en la cara
    
    -Yo diría que ...
    ... te has convertido en otra cosa, una con un nombre muy feo.
    
    -No le dirá nada a mis padres, ¿Verdad?
    
    -No, hija no, no le diré nada a tus padres. Pero está mancha de pis no sale así como así.
    
    -Comprare otro colchón.
    
    -Vas a tener que comprar muchos colchones si sigues practicando sexo de esta manera.
    
    Yo me reí para mis adentros.
    
    Intenté regresar a la normalidad aunque sabía que no era del todo normal. Me duché, me lavé el pelo, me peine, me depile el coño, me maquillé, escogí medias y ropa interior negra y me puse el vestido más bonito y nuevo que tenía, con pendientes y bolso a juego. Cuando Cristina me vio, negó con la cabeza.
    
    -Puedes dejarme sola
    
    Cuando al fin se marchó, la que me pregunté que demonios estaba haciendo era yo. Llevaba más de un día sin dormir y estaba esperando por alguien que seguramente no iba a venir, por alguien que no había significado nada. Pero allí me quedé, esperando hasta que el sol cayó.
    
    Era noche cerrada cuando oí la cerradura de la puerta. Venía con dos amigos.
    
    -Joder Tomás, menuda pedazo de choza.
    
    -Y no veáis que florecilla hay dentro. Ayer la desvirgue. Como disfrutó la perra, le va lo duro.
    
    Sus risas me hicieron mucho daño.
    
    Entraron desde el jardín a la cocina donde yo le esperaba como si fuera su esposa, solo que no era su esposa ni el mi marido. Sus dos amigos se quedaron sin habla cuando me
    
    Tomás se acercó. Apestaba a alcohol. No quería saber que nos había robado ni la verdad me importaba.
    
    -Estás ...