1. Matilda, guerrero del espacio (capitulo 11)


    Fecha: 15/10/2019, Categorías: Grandes Series, Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... cuerpo. El monstruo llegó hasta ella, y se irguió un poco para descargar el golpe final. En ese preciso momento, la Princesa se apoyó en el muro con una pierna y tomando impulso, salto clavándole las dos espadas en el arco torácico al animal. Se quedó paralizado con el hacha por encima de la cabeza. Finalmente, se derrumbó contra el muro, quedando la Princesa en el hueco con el muro. El silencio era absoluto. Todo el coliseum callaba. Nadie recordaba cuando fue la última vez que alguien derrotaba a un Naag en combate. La única que aplaudía era Matilda. La Princesa se incorporó apoyándose en una de sus espadas, y renqueante, arrastrando una pierna se encaminó a la puerta. Los guardias abrieron la reja y Matilda salió corriendo a su encuentro para ayudarla.
    
    —¡Jodida cabezona! —dijo con cariño—. De este cabrón te has librado, pero cuando lleguemos a la nave te voy a dar una hostia que te vas a cagar.
    
    —¡Joder! Pues ahora mismo no estoy para muchos trotes, —susurro a duras penas.
    
    —Tranquila, no te preocupes: dentro de poco estaremos en la Tharsis.
    
    —Mucho cuidado con ese cabrón.
    
    —Tranquila, y déjame a mí.
    
    Los guardias se hicieron cargo de Súm, que se la llevaron arrastrando, y Matilda regresó al centro de la arena. La reja comenzó a chirriar de nuevo, mientras se colocaba en el centro. Cuando termino de subir, el Naag salio como una locomotora llena de furia: parecía que alguien le había dicho lo que había pasado con su compañero. Mientras el Naag embestía, ...
    ... Matilda aguardó a pie firme sin desenvainar a Eskaldár que continuaba en su espalda. Cuando lo tuvo casi encima, dio varios pasos laterales, y cuando el monstruo cambió de dirección, girando sobre sí misma en dirección contraria, desenvaino y rajo el vientre del Naag, que sorprendido e intentando sujetarse las tripas con las manos, se desplomó sobre la arena sin entender lo que había pasado. Sin parar, Matilda envainó la espada y se dirigió a la puerta donde, apoyada contra la reja la esperaba la Princesa, mientras el Naag agonizaba.
    
    —La próxima vez lo haré como tú, es más fácil, —intentó bromear la Princesa, a pesar de sus heridas que la impedían respirar con normalidad.
    
    —No seas boba, y no hables sin necesidad, —dijo cogiéndola y acariciándola la mejilla—. Pronto estaremos en la nave para que te atienda el doctor.
    
    —Este hijo de puta enano no nos va a dejar irnos tan fácilmente, —respondió Súm mientras miraba al Pretor que se aproximaba a ellas rodeado de guardias.
    
    —No ha estado mal para empezar… —comentó con una sonrisa cínica cuando llego a su altura.
    
    —Si, pero si no te importa el final lo vamos a poner nosotras, —le interrumpió— y te garantizo que te va a entusiasmar.
    
    —Me gustaría saber como, —contesto el Pretor poniéndose serio: no le había gustado que lo interrumpiera.
    
    —Matilda a Tharsis, —llamó activando un comunicador oculto en sus correajes.
    
    —«Aquí Tharsis», —respondió la voz de Ushlas.
    
    —Apunta todas las baterías principales a la torre norte de ...
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