1. Matilda, guerrero del espacio (capitulo 11)


    Fecha: 15/10/2019, Categorías: Grandes Series, Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    —Nunca hemos visto por aquí a dos “grandes guerreras galácticas” con sus afiladas y poderosas espadas, —dijo el Pretor con ademanes grandilocuentes, provocando la risa desbordada de sus partidarios—. ¿Sabéis? Vamos a ver de que pasta estáis hechas. Para grandes guerreros, tenemos grandes adversarios.
    
    Todo el anfiteatro se levantó enfervorizado gritando: ¡Naag, Naag, Naag!
    
    —Matilda, no debes combatir, —dijo Súm dando un paso hacia delante y colocándose a su altura—. Es muy arriesgado.
    
    —Cállate Súm.
    
    —¿Qué ocurre? —intervino el Pretor levantando la voz—. ¿Las nenas tienen miedo?
    
    —¡Yo combatiré por ella! —gritó la Princesa—. ¡Yo seré su paladín!
    
    —¡Súm, cállate! —gritó Matilda muy cabreada sujetándola por el brazo—. Yo tengo muchas más posibilidades que tú.
    
    —No hace falta que discutáis, —dijo el Pretor riendo—. Tenemos de sobra para las dos. La azulita luchara primero: ¡Soltar un Naag!
    
    El público volvió a chillar mientras Matilda miraba con cara de mala hostia a la Princesa, que la mantuvo la mirada.
    
    —Tú y yo, vamos a hablar luego muy seriamente, pero ahora concéntrate: recuerda que eres capaz de cualquier cosa.
    
    —A la orden mi señora.
    
    Los guardias empujaron a Matilda con la punta de los rifles, para que saliera de la arena mientras la Princesa se situaba en el centro. La enorme reja oxidada de una de las puertas, comenzó a subir con un chirrido estridente y ensordecedor. El público se levantó para ver mejor mientras se hacía el silencio en el ...
    ... coliseum. Un tremendo alarido surgió de la puerta, mientras la tierra comenzaba a temblar bajo los pies de la Princesa. Una enorme y musculosa figura de más de tres metros, y una tonelada de peso apareció por la puerta. Con su mano derecha sujetaba una gigantesca hacha, mientras que en el antebrazo izquierdo llevaba sujeto un escudo remachado de metro y medio de diámetro. Avanzó hacia la Princesa con andar amenazador mientras rugía con fuerza. Súm le esperaba en posición marcial con sus espadas dispuestas para el combate. El Naag comenzó a descargar terribles golpes con el hacha, sin poder alcanzar a la Princesa que saltaba de un lugar a otro esquivando los golpes. Intentaba golpear las piernas del monstruo sin resultado, sus espadas, no penetraban la dura piel del Naag. Llevaban más de cinco minutos peleando cuando el Naag logró golpearla con el escudo con fuerza. La Princesa salio volando y se estampó contra uno de los muros, cayendo a plomo contra el suelo. Logro levantarse con dificultad y visiblemente cojeando se dirigió con valentía al encuentro del monstruo. Esquivó otro golpe de hacha, pero la volvió a alcanzar con el escudo empotrándola de nuevo contra el muro. Esta vez, casi no se pudo levantar. El Naag se acercó a ella mientras la Princesa, con los dientes teñidos de sangre azul, se incorporó para apoyarse en el muro, mientras le rugía como una gata terrestre y le enseñaba sus pequeños colmillos. Estaba claro que la cobardía o el temor, no tenían sitio en su azulado ...
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