1. Maribel y yo, una relación especial


    Fecha: 10/09/2019, Categorías: Fetichismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... aprovechando que parte de la gente se ha bajado en esa parada, la tomo por la cintura y la llevo como puedo hacia un rincón del autobús, pongo mi chaqueta sobre el pasamano y la pego al mismo. Pienso que así la protejo con mi cuerpo de futuros apretones y empujones. Como así sucede, de nuevo suben diferentes viajeros y volvemos a estar apretujados. Ella se disculpa por el trato familiar que me había dado, yo apruebo su decisión. Al poco rato me encuentro, con el traqueteo del autobús y los empujones de los que entran y salen, que soy yo ahora el que parecerá que le meto mano a Maribel. Estoy prácticamente pegado a sus pechos, mientras ella no puede hacer nada, ya que lleva los paquetes de sus compras y su abrigo en ambas manos y detrás se encuentra el pasamano. Bajo mi cabeza y le digo suavemente al oído.
    
    Perdona, pero esto está realmente estrecho. A lo que ella me responde.
    
    No te preocupes. Si he de soportar algún que otro achuchón prefiero el tuyo al de cualquier otro.
    
    No sé como tomarme sus palabras, no sé si es una forma de hablar o es que realmente le gusta que yo me pegue a ella, porque eso es lo que está sucediendo, tengo sus pechos clavado en los míos y de cuando en cuando, después de un frenazo o una parada, no puedo evitar empujarla, apretarla o rozarla. Prácticamente estoy pegada a ella como un sello de correos, mi "paquete" se pega a su pubis, y en ocasiones me tengo que apoyar con mis manos en la pared del autobús para no aplastarla. También observo ...
    ... que, el pasamanos, a pesar de mi chaqueta, se le clava en la espalda, lo que debe producirle algún tipo de molestia, se lo noto en la cara. De nuevo me inclino como puedo y le digo casi al oído.
    
    ¿Te molesta el pasamanos? ¿Quiere que ponga mi mano detrás? Asiente con la cabeza.
    
    Llegado ese momento, me encuentro bastante excitado, incluso sé que mi polla está como el palo de una bandera. Ya nos rozamos, ya me aprieto con el bajo vientre de Maribel, ya la empujo. Así que me armo de valor y le paso una mano por la cintura, a la altura del pasamanos, pero como veo que sigue haciendo gestos de molestias, le paso la otra.
    
    Ahora nos encontramos, ella, con las manos ocupada por las bolsas de sus compras y su abrigo, yo, con sus pechos clavados en los míos y mis manos la tienen cogida por la cintura, a la altura del pasamanos. Si estuviéramos bailando agarrados como dos enamorados, no creo que lo estuviéramos más. Todo ello acompañado de una polla que agradece este acontecimiento por instante y que periódicamente se frota con su bajo vientre y siempre se encuentra apoyada en ella (nunca mejor dicho). Me siento de pronto ruborizado y le digo al oído
    
    Lo siento, si te encuentras incomoda, haré lo que pueda en la próxima parada y buscaré una nueva posición. Ella se empina y me dice.
    
    No pasa nada, está bien. Si cambiamos, pareceré un bocadillo, detrás hay uno que no nos quita ojo, de momento déjalo como está.
    
    Ni que decir tiene que esta situación me estaba poniendo cada vez ...
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