1. Visitas a mi vecino (Un día de campo)


    Fecha: 10/09/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos

    Loren y yo íbamos atrás. Nos entreteníamos escuchando a esos dos loros que son Mario y Chencho, a los que no les faltaba tema de conversación, y mirando por la ventanilla.
    
    Pero, poco a poco, se me fueron los ojos tras esas piernas que marcaba Loren bajo el pantalón del chandal; y sentí ganas de meterle mano.
    
    Casi me lanzo.
    
    Pero me di cuenta que no procedía, así que me conformé con acercarme y apoyar mi cabeza sobre su hombro.
    
    Enseguida me sentí en la gloria. ¡Como me gusta su olor!
    
    El se dio cuenta de mi estado y me acarició la cabeza, revolviéndome el pelo cariñosamente, luego me cogió de la cara, sonrió y me dio un pequeño pico en la boca.
    
    - Te quiero, chavalín
    
    - ¡Mmmm!... que bien hueles
    
    Me acurruqué a su lado; y abrazado a él, la conversación que mantenían Mario y Chencho se convirtió en un leve rumor que apenas percibía. Tal era mi estado de concentración junto a Loren y su particular olor. ¡Que rico!
    
    Cuando llegamos al Paular, paramos y bajamos a estirar las piernas. Habíamos llegado los primeros.
    
    Pero no tardaron mucho en llegar los demás. La bocina del coche que traían ellos empezó a sonar estrepitosamente y tuve que taparme los oídos.
    
    - ¡Ay! podríamos hacer una paradita aquí y hacernos una fotos, dijo Mario
    
    El tío Enrique miró a James; y James a su vez le dijo Pedro que nos dijera que era un buen momento para cambiarnos de ropa.
    
    Justin abrió la parte trasera del coche y sacó una bolsa grande con prendas deportivas. Decidió ...
    ... lo que nos íbamos a poner y lo apartó metiéndolo en otra bolsa. Pero el tío Enrique dijo que conocía un lugar mucho mas apropiado para que nos cambiáramos; y continuamos un poco mas adelante.
    
    Era un pinar que nos gustó a todos, con el suelo de arena rojiza y lleno de piñas que se habían caído de los pinos; y casi totalmente cubierto por sus típicas hojas en forma de aguja y un olor fantástico que lo impregnaba todo.
    
    - ¡Genial!, dije. Este sitio es alucinante ¿verdad?
    
    Justin empezó a sacar pantaloncitos de todo tipo. Todos muy cortos y con las perneras anchas; algunos abiertos a los lados casi hasta la mitad y solo dos o tres un poco mas largos.
    
    También sacó camisetas de todo tipo y zapatillas deportivas alucinantes, algunas chanclas, speddos y ropa interior variada; alguna muy atrevida. Me sentía contento y pletórico respirando ese aire con olor a pino.
    
    Yo, apenas había salido al campo en toda mi vida y era el más ignorante respecto a este tema. Así que, no podía decir gran cosa, a parte de lo que sentía. El tío Enrique sin embargo, parece que conocía bien la zona y, por eso, era el encargado de dirigir la expedición.
    
    Nos pusimos lo que más nos gustó, y seguimos por un camino bastante amplio por el que podían avanzar los coches y en el que pudimos hacer todo tipo de gansadas para que nos grabaran. Las risas eran constantes y el ambiente bueno.
    
    Pero, a la media hora, mas o menos, llegamos a un lugar paradisíaco. Un remanso de agua cristalina, bordeado de ...
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