1. Las desventura de Elena (3)


    Fecha: 05/08/2019, Categorías: Erotismo y Amor Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... los nudillos y los iba haciendo avanzar y retroceder variando el ritmo de la penetración. De pronto Julia volvió a gritar:
    
    -¡Basta! –y Elena retiró de inmediato sus dedos en los cuales vio brillar los flujos de Julia.
    
    Su ex amiga se sentó en la cama y le dirigió una mirada perversa:
    
    -Tus dedos están empapados, ¿cierto, queridita?...
    
    -Sí. –contestó Elena con la cabeza gacha.
    
    -Limpiátelos. –le ordenó Julia, y cuando iba a hacerlo con su otra mano la gorda la detuvo con un grito:
    
    -¡No! limpialos con la boca.
    
    Elena sintió asco, pero supo que no le quedaba otro remedio que obedecer, y lo hizo con los ojos cerrados y el rostro contraído en una mueca de repulsión mientras oía la risita burlona de la otra.
    
    -Mostrámelos. –le exigió Julia.
    
    Elena adelantó su mano.
    
    -Perfecto. –fue el veredicto de su violadora.
    
    -¿Cómo saben mis jugos? –le preguntó.
    
    Elena permaneció en silencio, sabiendo lo que arriesgaba contestando la verdad.
    
    -¡Te hice una pregunta, puta!
    
    -No... no sé, yo...
    
    -¿Me estás tomando por estúpida, Elenita? –dijo Julia empleando un tono deliberadamente suave que traducía la voluntad de jugar con su víctima.
    
    -No, Julia, es que...
    
    -¡CONTESTÁ! –gritó Julia, y Elena se estremeció de miedo.
    
    -No... no me gustaron... –se sinceró esperando lo peor.
    
    Julia lanzó una carcajada:
    
    -Muy bien, Elenita... ¡Muy bien!... ¿viste que no es tan difícil decirme la verdad?... Me encanta que no te hayan gustado mis jugos... ¿te asombra eso?... ...
    ... No, ¿por qué?... Me encanta que no te hayan gustado y a pesar de eso hayas tenido que lamerlos... Y así será siempre, puta. Vas a hacer todo lo que yo te ordene, te guste o no. –le dijo Julia endureciendo el tono.
    
    -¿Entendido? –le preguntó, pero Elena permaneció en silencio, aturdida por la crueldad de su victimaria. Julia entonces le cruzó la cara de una fuerte bofetada que la derribó sobre el camastro, donde quedó con los ojos llenos de lágrimas. Julia la levantó tomándola del pelo y repitió la pregunta.
    
    -Sí... sí, Julia, sí... –contestó Elena y Julia volvió a tenderse abriendo las piernas.
    
    -Bien, seguí con la tarea... quiero tu lengua en mi clítoris... –y Elena, quebrada, obedeció. No supo cuánto tiempo estuvo lamiendo ese clítoris hinchado por la calentura mientras escuchaba los gemidos y jadeos de Julia, hasta que ésta le ordenó:
    
    -Seguí lamiendo, pero además meteme los dedos...
    
    Elena no dijo nada. Simplemente lo hizo notando cómo Julia se movía al sentir la penetración, al tiempo que soltaba un largo gemido de placer.
    
    Julia estaba gozando como nunca antes en toda su vida. No era sólo el intenso goce sexual que Elena le proporcionaba, sino también el placer exquisito de tener a esa hembra completamente en sus manos, a esa hembra codiciada por decenas, por centenares de hombres y que ella había deseado durante años sin esperanza alguna. Pero ahora le pertenecía, ahora era apenas una marioneta sin voluntad alguna, una hermosa muñeca de carne a la que sólo ...
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