1. Le afeité los huevos a papá


    Fecha: 02/08/2019, Categorías: Incesto Autor: Rosetta, Fuente: CuentoRelatos

    ... pensamientos con ellas, pero era imposible lograr un mínimo de tranquilidad por culpa de papá. No solo tenía el volumen de la tele muy alto, sino que constantemente cambiaba de canal, atormentando mis oídos con gritos incompletos, torturando mi cerebro con voces que no decían nada. Varias veces le grité que bajara el volumen, unas alegando que me volvía loca, y otras abogando por el descanso de los vecinos. Ni caso: mis gritos cayeron en saco roto.
    
    Viendo que esto no era suficiente, que se comportaba como un mocoso al que le había dado una rabieta, me fui derechita hacia el salón con intención de ponerle los puntos sobre las íes.
    
    Cuando llegué no le encontré allí, aunque la tele seguía cambiando de canal, aparentemente sola. Entonces caí en la cuenda de que seguramente había pulsado el botón del canal en el mando a distancia más de lo normal, lo que había activado el cambio automático. Como medida inmediata, antes de ir a buscarle y echarle una buena regañina, anulé el volumen.
    
    Al pasar por el pasillo, escuché su voz tras la puerta de su dormitorio. Presté atención pues su tono me pareció lúgubre.
    
    —No puede ser, Lola—le escuché decir—. Es mejor que lo aplacemos para otro día.
    
    «¿Qué es lo que no puede ser?», me pregunté, totalmente intrigada.
    
    —Por ahora no puede ser—respondió a lo que ella le dijera al otro lado de la línea—. Puede que más adelante. Puede que otro día. No sé cuando. Seguramente nos estamos precipitando…
    
    Menuda retahíla de frases ...
    ... pesimistas soltó antes de quedar en silencio.
    
    Que extraño resultaba todo aquello. Me sentí en la urgente necesidad de abrir la puerta una pizca y averiguar más. Lo único que pude ver a través de la rendija era que había dejado el teléfono sobre la mesita de noche, seguramente dejando a Lola con la palabra en la boca, y a mí con la intriga. Toqué la puerta con los nudillos un par de veces antes de entrar.
    
    —¿Qué tal, papá?… ¿Todo bien?—le pregunté como si tal cosa.
    
    —Sí, hija, todo bien—respondió él con una carita de cordero degollado que me dejó tocada.
    
    —No mientas, papi… No mientas porque he llegado a escuchar algo de lo que hablabas con Lola. ¿Qué eso de que cancelas la cita con ella? ¿Qué es eso de que puede que os estéis precipitando? ¿No tendrá que ver con la tontería de antes, con lo que me has propuesto durante la cena…?
    
    No me respondió, pero agachar los ojos rehuyendo los míos fue significativo.
    
    —Mira que eres caprichoso—le dije frunciendo el ceño—; mira que comportarte a tus años como un niño malcriado…—Hice una breve pausa por si se dignaba a responderme, pero esto no ocurrió—. ¿En serio eres capaz de cancelar una cita con la mujer que te gusta por una bobada?
    
    —Tú no eres quién para juzgarme, Luci—respondió por fin, enérgicamente—; ¡Qué sabrás tú de estas cosas, si apenas hace unos años aún te sonaba la nariz!
    
    —Sí, tienes razón: aún soy joven, dieciocho años, nueve meses y catorce días; no obstante, y pese a esto, soy lo suficientemente mayorcita para ...
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