1. Le afeité los huevos a papá


    Fecha: 02/08/2019, Categorías: Incesto Autor: Rosetta, Fuente: CuentoRelatos

    Me siento culpable, muy culpable.
    
    Anoche fue la primera que papá durmió en casa desde el accidente.
    
    No fue para tanto, según se mire, pero dos semanas internado en el hospital fueron la consecuencia de su torpeza, por no decir tontería.
    
    Resulta que mi padre es jefe de mantenimiento en una importante fábrica, y el día de autos se hallaba trabajando con un compañero a una altura de vértigo: al parecer, reparando un horno que se había estropeado. En esto estaban cuando, sin esperarlo, una pieza cerámica bastante cara se soltó precipitándose al vacío. Él, que siempre ha tenido la fea costumbre de mirar por el bien de la empresa por encima del suyo propio, la atrapó en el aire, en un acto de suma insensatez, evitando que se estrellara contra el suelo y ahorrando un buen dinero a la empresa. Este hecho que bien puede interpretarse como una heroicidad, a fin de cuentas no lo fue tanto, sino la más grande de las estupideces. Asociando ‘horno’ y ‘pieza cerámica’, no es difícil deducir que esta estaba ardiendo. Lo peor de todo es que él lo sabía, y aquí es donde radica su estupidez, porque quemaduras de segundo grado en ambas manos no son moco de pavo, mucho menos si la empresa, a través del encargado de planta, tan solo se limitó a regalarle un simple “gracias, Ramón”. “Eres tonto, Ramón”, debieron decirle, más bien.
    
    Pero incluso en estas circunstancias, mi padre es un tipo optimista que siempre ve el lado bueno de las cosas. Para él, y según sus palabras, “dos semanas en ...
    ... el Paraíso no tienen precio”. Y no es para menos, porque me consta que allí lo pasó bárbaro, siempre rodeado de atractivas enfermeras dispuestas a desvivirse por él. No puede decirse que sea un galán de cine, pero a sus cuarenta y dos se conserva bastante bien. Esto no puede extrañar porque se cuida como un metro-sexual, incluso más que los veinteañeros a los que saca dos décadas.
    
    A mí esto me parece muy bien: me parece estupendo que viva la vida, que la rehaga tras separarse de mamá, en lugar de cerrarse en banda y esperar a que las telarañas de la soltería se ciernan sobre él.
    
    Aquí es adonde quería llegar con esta breve nota.
    
    Resulta que entre las enfermeras, casi todas mucho más jóvenes que él, había una que le hacía ‘tilín’, Lola, por la que bebía los vientos, a la postre la más servicial, “una mujer de bandera”, según la describe él. Ella es también la que más tiempo le dedicó, incluso fuera de su horario laboral, cuando no tenía obligación alguna. Muchas tardes solía quedarse con él hasta la hora de la cena, circunstancia que a mí me venía de perlas pues tenía más tiempo para mis cosas. Obvio que muchas tardes me inventaba cualquier excusa para no aparecer por el hospital y propiciar un mejor acercamiento entre ellos.
    
    Anoche supe cuan importante fue dicho acercamiento.
    
    Ocurrió durante la suculenta cena que le preparé para celebrar su regreso a casa. Que le trataran como a un rey en el hospital, no implica que le mejorasen la comida, pues sigue siendo la ...
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