1. Mi padrino


    Fecha: 21/06/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... loción, y eso me ponía más nervioso. Yo no era el niño más platicador de la casa, y mis respuestas siempre eran “Sí”, “No”, “Um, creo”, con una incómoda risa. Pero Roberto siempre parecía interesado. Y después de lo que pasó puedo ver por qué. Lo que es la inocencia de los niños, ¿eh? Para no alargar más la historia, les diré cómo pasó todo. Yo tenía 8 años. Un día había peleado con mis papás, por lo que estaba encerrado en mi cuarto todo enojado y frustrado. No almorcé porque no quería hablarles a pesar de que tenía hambre, así que sólo estuve en mi cuarto mientras en la sala Roberto veía otro partido con mi papá (no crean que él se la pasaba ahí todos los días, a veces no llegaba en semanas y eso me resultaba molesto). En fin, en la tarde to seguía en mi cuarto y estaba ordenando mis cartas de Yu Gi Oh!, cuando alguien tocó la puerta. Era Roberto. Abrió la puerta lentamente y lo primero que vi fue su pantaloneta blanca. Podía notar el bóxer debajo de ella y su playera estaba algo levantada por lo que podía ver a penas la línea de vello que subía a su ombligo. Creo que esa fue la primera erección fuerte que tuve. Roberto entró y me preguntó que por qué estaba enojado, yo le respondí a penas y seguí quieto en mi cama. Me preguntó si iba a comer del pastel que mis papás habían ido a comprar y negué con la cabeza. Se acercó y se sentó en la cama, al lado mío. Ahí fue cuando sentí el aroma a cerveza en su aliento. No que estuviera ebrio, pero ya saben lo que el alcohol (a ...
    ... veces un poco siquiera) le hace a la gente. Y por esa vez se lo agradezco. La conversación trató sobre las cartas de monstruos que tenía en la cama, que cómo se jugaban, etc. , etc. Y cada vez más sentía cómo él se acercaba. Cuando puso una de sus largas piernas sobre la cama para acomodarse sentí que me iba a “venir” sólo así. Había estado sentado incómodamente desde entonces para ocultar mi erección. Roberto se estiró manteniendo una pierna en la cama y se acostó poniendo los brazos detrás de su cabeza. El bulto en su entrepierna era notable. “¿Y ya te masturbás?” fue lo que me dijo de repente. Eso no se olvida. Me lo dijo casi como un susurro, pero con completa confianza, como si fuéramos adultos hablando de coger putas. No respondí. El rio y dijo: “Dame espacio, me quiero acomodar un poco más, así platicamos”. Me hice a un lado y el subió la otra pierna. Sí, tenía una erección. “Pues si”, dijo y tartamudeando le dije: “P…pues, me gusta…m-me gusta tocarme”. Estaba rojo de la vergüenza y sentía un terrible nudo en la garganta. Tal vez me habría podido ir, pero tenerlo a él ahí en mi cama con una clara erección era hipnotizante. Ahí fue cuando él me dijo: “Acostáte”. Me quedé quieto sin saber qué hacer. Entonces él puso su grande y pesada mano sobre mi hombro y me jaló hacia atrás suavemente. Yo me acostó y mi cara quedó tan cerca de la suya que podía sentir su cálido aliento. Él notó mi erección y rio, no en burla, sino en goce o algo así. “¿Ya te han enseñado sobre sexo en la ...