1. Mi padrino


    Fecha: 21/06/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Para alguien que no ha tenido muchas relaciones sexuales, recordar la primera vez me resulta bastante excitante, más cuando esa vez fue con mi padrino. Y si ustedes lo hubieran conocido sabrían por qué. No creo que a los seis años supiera lo que me pasaba realmente, ya que no tenía computadora no tenía el mismo acceso a la pornografía como ahora, así que aún era bastante inocente en el aspecto de la sexualidad. Pero cada vez que estaba cerca de mi padrino sentía esa extraña y cálida incomodidad y creo que él se daba cuenta. Mi padrino tenía bastante libertad para estar en la casa, después de todo él fue quien llevó a mis papás al hospital para que mi mamá me diera a luz cuando el auto de mi papá se descompuso (hablando de mala suerte), y él venía de una familia adinerada y educada, así que eso le daba puntos. Aunque mi padrino no era realmente el tipo más educado del mundo. Lo llamaré Roberto de ahora en adelante si no les molesta. En fin, siendo el hijo pequeño de 4 hermanos me daba la oportunidad de estar solo, disfrutar de mi espacio. Mis dos hermanas mayores trabajaban y mi hermano mayor era el “deportista”, así que era él quien pasaba tiempo con mi papá y Roberto hablando de fútbol. No recuerdo si a esa edad ya tenía erecciones o si siquiera me masturbaba (¿puedes eyacular a esa edad?), pero sí recuerdo estar excitado, jugar con mi pene frente a un espejo era muy estimulante, y casi siempre en quien pensaba para estimularme era en Roberto. A pesar de que nunca me ...
    ... gustó el fútbol realmente, cada domingo de “finales de campeonato” yo estaba en la sala, sentado un tanto lejos del ruido, pero estaba ahí. ¿Por qué? Porque Roberto siempre usaba el uniforme de su equipo esos domingos y eso me daba la oportunidad de ver (lo más disimuladoramente que podía) sus piernas y todo lo que esa pantaloneta no cubría. Roberto medía 1.70 más o menos, era un poco más alto que mi papá, y sin duda era más fornido. Él era el tipo de hombre que tenía músculo, pero que no era “marcado”, ¿si me entienden?, él era robusto y pesado como un árbol, y su masa corporal estaba en los lugares correctos. Más adelante engordó un poco por la cerveza, pero siempre mantuvo su postura fuerte que tanto me había fascinado de niño. Casi nunca se dejaba la barba y si se la dejaba la mantenía corta y un poco desarreglada. Recuerdo cómo el vello de sus brazos iba subiendo ligeramente hasta sus hombros, y veces podía ver el arbusto de vello en su pecho cuando pasaba cerca o cuando él se acercaba. Lo cual hacía mucho a veces. Pero lo que más me gustaba eran sus gruesas y peludas piernas. No peludas en exceso como un animal, no, con la adecuada cantidad de vello. Sus pies eran grandes y sus pantorrillas marcadas, y ¡oh sus muslos! Yo podía juntar mis dos brazos y aun así no eran tan gruesos como sus muslos. Cuando él se sentaba junto a mí para platicar (porque a él le gustaba platicar, por cierto) siempre ponía un brazo sobre el respaldo del sillón detrás de mí. Siempre podía oler su ...
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