1. Un chico lindo, demasiado lindo


    Fecha: 22/06/2017, Categorías: Incesto Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... dándose cuenta de que nada lo libraría de ser violado. La punta seguía presionando hasta que después de algunos intentos el chico sintió que entraba, provocándome un intenso dolor. Don Benito exhaló un largo y ronco suspiro de satisfacción y se la metió toda mientras las viejas lo sujetaban con más fuerza para neutralizar sus desesperados corcovos. Esa cosa dura avanzaba y retrocedía dentro de él haciéndolo sufrir mucho, como si lo estuviera desgarrando por dentro. Se puso a llorar y no paró hasta que, después de acelerar por un momento el ritmo de la penetración, el viejo lanzó un bufido animal y se derrumbó sobre su espalda mientras el chico sentía como un chorro caliente en el interior de su cola. El vejete permaneció unos segundos echado sobre su víctima, quemándole la nuca con su aliento, y cayó después de costado sobre la cama, donde quedó jadeando fuertemente.
    
    El chico no podía dejar de llorar de vergüenza, de rabia y por ese intenso dolor en su pobre cola. Escuchó a Ermelinda decir: -Miren, miren, che, le rompió el culito.
    
    Las tres rieron y el pobre chico sintió algo líquido que resbalaba lentamente por su muslo derecho. La señorita dijo: -Sí, está largando un hilito de sangre. A ver. –Y se inclinó sobre esa maltratada cola. El chico estaba acostado boca abajo y en esa posición sintió que la vieja le entreabría las nalgas:
    
    -Sí, tiene una herida chiquita. Voy a limpiársela. –anunció para después salir de la habitación. Volvió enseguida y limpió el pequeño ...
    ... desgarro con agua oxigenada, restañó el hilito sanguíneo y siguió limpiando hasta que la sangre dejó de salir mientras el chico gemía por el ardor que le provocaba el agua oxigenada.
    
    -No te lo vas a poder coger por tres o cuatro días, viejo. –dijo Ermelinda.
    
    -No importa, le usaré esa linda boquita que tiene. –contestó don Benito con voz somnolienta, y el chico se estremeció al imaginar esa situación.
    
    -Bueno, vamos. Dejémoslo dormir a Benito. –dijo la dueña de casa y entre las tres se llevaron al chico.
    
    -¿Dónde lo vamos a tener? –quiso saber Pola.
    
    La señora Rosa pensó durante unos segundos y finalmente dijo:
    
    -Ahí, en el baño de la familia. –dijo. –Lo encerramos ahí con llave y lo sacamos cuando tenga que hacer de sirvientita y cuando el viejo se lo quiera coger.
    
    -¿Qué duerma en el baño también? –preguntó Ermelinda.
    
    -Claro, va a dormir y a comer ahí. –contestó Rosa.
    
    -Ay, pobrecito el bebé. –fingió compadecerse Pola mientras entre las tres lo metían en el bañó.
    
    -Hasta luego, bomboncito. Esta noche te traigo la cena. –se despidió Rosa para después cerrar la puerta con llave.
    
    Acompañó a Ermelinda y a Pola hasta la puerta de calle y mientras iban por el pasillo dijo:
    
    -Bueno, a divertirse en grande todo un mes, jejeje…
    
    -Hay que darle con cinto, Rosa, dejarle bien rojo ese culito tan lindo que tiene. –dijo Pola.
    
    Ermelinda estuvo de acuerdo y entonces la dueña de casa dijo:
    
    -Tengo un buen cinto para eso, ¿y ustedes?
    
    -Yo tengo uno muy ...
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