1. Un chico lindo, demasiado lindo


    Fecha: 22/06/2017, Categorías: Incesto Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... partir de ahora vas a hacer todo lo que te ordenemos. Todo lo que te ordene yo, Ermelinda, Pola y Benito. Ya sabés lo que el viejo quiere, jejeje, cogerte bien cogido, y lo que queremos nosotras es darte como te di yo recién, pero no sólo con la mano sino también con un buen cinto y otras cositas. A las tres nos excita eso, así que preparate a andar siempre con el culito rojo y ardiendo, pero igual te va a convenir portarte bien y obedecernos, porque si te retobás vas a saber lo crueles que podemos ser. ¿Entendido hasta acá, mocoso?
    
    -Sí… sí, señorita Rosa… -contestó el pobrecito con un hilo de voz.
    
    -Muy bien, sigo. Vas a ser la nenita de Benito y nuestra sirvientita. Te vas a ocupar de barrer, de limpiar los dos baños, de baldear la galería y el patio de atrás, de barrer mi dormitorio y el de Benito, de limpiar mi cocina y la de Benito, de servirnos la comida, en fin, de todo lo que hace una sirvienta.
    
    El chico la oía sin poder dominar el temblor que lo agitaba mientras la piel se le erizaba. Tragó saliva y dijo:
    
    -Sí, señorita Rosa…
    
    -Bueno, Benito, ahora sí es todo tuyo. –dijo ella y el viejo se trepó a la cama y desde allí dijo:
    
    -Vamos, niño, aquí, échate aquí de costado, mirándome. –El chico recordó la paliza que la señorita le había dado y obedeció. En cuanto estuvo en la posición indicada, don Benito lo atrajo hacia él rodeándole la cintura con su brazo derecho y empezó a sobarle las nalgas, las caderas, los muslos. Sus dedos oprimían, pellizcaban, ...
    ... se deslizaban por esas zonas que parecían obsesionarlo. Al mismo tiempo, lo besaba en el cuello, en los hombros, en las mejillas y cuando su boca le buscaba los labios el chico movía la cabeza esquivándolo. De pronto sintió que le sujetaban los brazos y un dedo se introducía en su culo después de que desde atrás controlaran los corcovos con que intentaba evitar la penetración. Tenía un dedo bien metido y todos reían, incluido don Benito. Pronto supo que era la señorita quien lo estaba penetrando, porque dijo entre risas nerviosas:
    
    -¡Te lo estoy explorando, viejo sátiro! ¡Qué cerradito lo tiene! ¡Jajajajajaja!
    
    -Ya se lo voy a abrir. –contestó el viejo con una risita siniestra.
    
    -Noooooo, por favor no me lo haga, don Benito, noooooo… -suplicó el pobrecito al darse cuenta de que la violación era inminente.
    
    Las viejas lo pusieron en cuatro patas y así quedó, sujeto por ellas con el viejo arrodillado detrás de él.
    
    -¿Tenés la vaselina? –preguntó la señorita Rosa.
    
    -Sí, en la mesita de luz. –contestó don Benito, que se había arrodillado detrás del chico. La vieja abrió el pote de vaselina y untó con ella el orificio del ano del chico y la verga del viejo. Inmediatamente después el chico sintió, aterrorizado, la punta de la pija presionando para entrar. Corcoveó para impedirlo y la señorita Rosa le dijo enojada: -Como sigas moviéndote, después de que el viejo te coja te voy a despellejar las nalgas a cintarazos, mocoso.
    
    Ante semejante amenaza optó por resignarse, ...
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