1. Hay dioses terrenales.


    Fecha: 29/04/2019, Categorías: Infidelidad Autor: sagesse, Fuente: RelatosEróticos

    ... sociedad, la moralidad y la psicología en todo lo que se refiere al amor ¿Por qué tenemos que rechazar nuestros instintos y nuestros deseos cuando hemos elegido a una persona? Supongo que estaba sumergido en esos pensamientos, mi cara de culpa se iba delatando y fue por eso por lo que Ella me dejó una nota al irme que decía “No sientas culpa. No es ningún delito. Las diosas como yo, siempre despertamos deseos y sentimientos muy diferentes… Tú bien lo sabes, pues tú eres un dios más ¿por qué te empeñas en negártelo a ti mismo? ¿Qué temes? ¿Qué te hace auto eliminarte?”. Detrás de la nota había una dirección a la que fui.
    
    Toqué la puerta en realidad sin saber por qué, pues sabía que si era la casa de Ella, no estaría. Seguía trabajando. Y aún el sentimiento de culpa estaba ahí diciéndome que era una locura, que tenía que retroceder.
    
    Al parecer, ella sabía perfectamente que lo iba a hacer. Una niña de unos quince años abrió la puerta y me dijo “Hola, dios, diosa te ha dejado algunas ofrendas. Disfrútalas”. La niña desapareció sonriendo y se encerró en su habitación.
    
    Dentro del pequeño agujerito acogedor, muy similar pero nada similar a una casa, había unos olores afrodisíacos muy apetitosos. Sobre el sillón, había una braguita de color carne expuesta por la parte interior donde se delataban algunas manchas. Me acerqué y cogí la braguita. Comencé a olerla. Mi sexo se estaba despertado cada vez más. Decidí meterme la braguita entre mi sexo mientras examinaba otras cosas… ...
    ... Encendí las dos velas que estaban apagadas, recogí del suelo su camisón de dormir, me tendí en el sofá donde había un álbum y abrí el álbum con sus fotos eróticas…
    
    Sentía un ardor muy penetrante dentro de mí y yo quería ignorarlo mientras iba viendo las fotografías. Pero no podía controlarlo… Era más poderoso que el ser que yo había creado, puesto que era mí ser. Se había desecho de la jaula donde lo tenía encerrado y había comenzado a abrirse. Lentamente puse mi mano encima de mi sexo y comencé a tocarlo pero, el deseo era tan fuerte que no esperé mucho tiempo y me desabroché los pantalones. Comencé a tocarme mientras sobre mi nariz se encontraba la braguita de Ella, y mientras observaba sus fotos… Disfrutaba como un niño… Parecía que esa era mi primera vez. Aunque quería mantener un ritmo normal, aunque no quería que este momento terminara nunca, estaba tan excitado que no pude aguantarlo más. Intenté prolongar mi orgasmo pero finalmente acabé corriéndome encima de las braguitas de Ella.
    
    Al terminar, unas manos se posaron sobre mi pecho y una de ellas se adelantó a coger las braguitas… Me levanté sobresaltado y la encontré a ella, dentro de un camisón transparente, chupando lentamente todo mi semen. Se quitó el camisón y comenzó a tocarse. No dijimos nada; no hablamos nada. Su boca estaba entreabierta y a veces salían de ella gemidos. Yo la veía a ella sobre la alfombra disfrutar. Tocaba sus pechos, pellizcaba sus pezones con una mano mientras que con la otra tocaba ...