1. Hay dioses terrenales.


    Fecha: 29/04/2019, Categorías: Infidelidad Autor: sagesse, Fuente: RelatosEróticos

    Despierto un poco atolondrado, como cada mañana en que sé que la gran amiga monotonía va a reinar mí día; otro día más. Hace tiempo que me he acostumbrado a ella… Mis deseos se han convertido en deseos mundanos. Aún puedo recordar, sólo de pasada, aquéllos días en que mis fantasías reinaban mi mente y en la que podía volar hasta la montaña más alta de la ciudad, crear unas alas y emprender el vuelo. Las diosas me saludaban y se reían de mi forma de volar. Yo las saludaba abiertamente y me dejaba seducir por cada una de sus maravillas. Jamás en la tierra hallé diosas tan hermosas y maravillosas… Cada una diferente, pero todas por una u otra razón, igual de magníficas. Yo las dejaba jugar conmigo y reírse de mí; no obstante, a pesar de que era torpe, sé que les despertaba ternura a todas. Me acariciaban y me envolvía cada una en sus pechos y yo podía apreciar la textura de cada uno de esos senos. No había ninguno que no me pareciera como estar en un sueño, pues cada uno, con su tamaño, su color y su forma, eran maravillosos ya que los exponían ante mí y me lo daban como una ofrenda… Y a pesar de todo, esto no dejaba de ser sino sueños…
    
    Hacía ya tiempo que todo lo olvidé. Tuve que decidir entre demostrar mi amor a una persona o darles amor a todas las demás. Opté finalmente por la primera opción, aunque ciertamente no estaba muy seguro de si hacía lo acertado, pero fui acomodándome poco a poco. Y aún así, hace tres días que Ella despertó algo muy encerrado dentro de mí. Es ...
    ... por eso que he vuelto a recordar el pasado…
    
    Amo a mi mujer, pero creo que la podría haber amado mucho más y que la podría haber consentido mucho más, si ella no hubiera querido retenerme. Al principio, se lo daba todo pero con el paso del tiempo, al ir exterminando todo de lo que estaba hecho, al ir devorando mi forma, mis instintos, mis deseos… fui amoldándome a ella de tal forma que esto no era más que una relación de casados sin ningún apetito. La seguridad entre nosotros y las restricciones a las que estábamos expuestos, estaba destrozando nuestra relación.
    
    Y yo quería sentirla viva y fogosa como antes, del mismo modo que así quería sentirme yo…
    
    Recorrí su cuerpo por última vez. La besé como todas las mañanas y me fui al trabajo… Sin saber por qué, aunque sabiéndolo, la miré con ternura y la observé durante unos segundos.
    
    Después del trabajo, sabía donde encontrarla a Ella. No pretendía ni siquiera hablarla, pues tan solo prefería observar cada uno de sus movimientos sumergidos dentro de esa silueta. Había despertado algo dentro de mí que quería que continuara despertando; es por ello que me acerqué un poco a la barra donde Ella estaba trabajando. Pedí un café y no le hice caso alguno a sus encantos cuando ella se dirigía a mí. Sin embargo, notaba que estaba un poco tenso porque un tic en mi oreja me estaba delatando.
    
    Pasaron dos horas y decidí irme. Sentía un sentimiento de culpa que luego descubrí que no es más que el sentimiento de culpa que nos impone la ...
«1234»