1. Viaje con permitidos (1): La lluvia desató la pasión


    Fecha: 26/04/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos

    Desde hace años, por herencia familiar pasamos los veranos en la costa atlántica, San Clemente, para más datos. Ese verano solo mi familia, yo solo los fines de semana, el resto en Buenos Aires para atender el trabajo, viajo los viernes y regreso la noche del domingo. Ese domingo el auto no encendía, el acumulador estaba descargado.
    
    Imposible pensar en conseguir pasaje, la única forma, alguien que pueda llevarme. Mi esposa comentó el problema y el vecino le dijo que su esposa viajaba, pero lo haría recién en la mañana de lunes. A los pocos minutos volvió con la novedad de que, estaría bueno viajar antes, si tenía compañía, se animaba a viajar de noche, acordamos la partida tipo 9 pm.
    
    Salimos con Ethel, la vecina, una mujer cuya edad rondaba los cuarenta y pocos, siempre me llamó la atención el porte dominante, arrogante y hasta autoritario, casada con un señor que no está en su mejor condición física, aparentaba ser holgadamente mayor que la señora.
    
    Teníamos por delante un viaje de poco más de cuatro horas, lo cual da tiempo para la plática y saber un poco más de la vida de cada quien, sobre todo cuando una mujer siente que su compañero de viaje le está prestando la “oreja” y poniendo la mejor de sí para escuchar esas cosas que necesita dejar fluir, ahora tiene un “escuchador” dispuesto.
    
    El tránsito suele complicarse en el regreso dominguero, y el mal tiempo se adelantó más de lo previsto, para cuando llegamos al segundo peaje arreciaba el viento, algunos árboles ...
    ... tumbados y hasta un cartel había bloqueado el paso por la ruta y obligado a desviarnos. No estábamos tan lejos del destino, le indiqué tomar un desvío por una ruta alternativa que conozco, la lluvia se había intensificado y para colmo de males el limpiaparabrisas comenzó a fallar. Bajamos para ver de repararlo, solo conseguimos mojarnos. Como la intensidad de la lluvia se había incrementado, seguir conduciendo en esas condiciones era bastante peligroso.
    
    Precisamente conocía esa ruta por haber parado varias veces en alguno de los hoteles para parejas que existen, por ese motivo me animé a proponerle que podríamos parar y quedarnos en un hotel, al menos hasta que pare esa tormenta, que no tendría nada que temer, que solo sería para guarecernos del temporal. Estábamos detenidos en la banquina, la propuesta la descolocó, se quedó viéndome, pensando…
    
    - Vamos, no tienes nada que temer, no soy un violador…
    
    - Sé que no… es que… no sé…
    
    - Córrete, conduciré yo! -se pasó al otro asiento.
    
    Se le notaba que nunca había entrado a un hotel para parejas, todo era novedad, mientras pago, la observo con el rabillo del ojo, algo tensa, pero no asustada. En ese instante noté como se había producido el cambio de mujer dominante y autoritaria a moderada y contemplativa, ver como manejaba esa situación la había descolocado, sentía que había tomado el control de la situación, dominando la escena de los hechos, movida de su estado de confort estaba hasta más amable.
    
    A esas horas el ...
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