1. Viaje con permitidos (1): La lluvia desató la pasión


    Fecha: 26/04/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos

    ... descubierto. Los besos en el cuello producen los primeros estremecimientos, los opulentos senos contenidos en mis manos, se dejan estrujar, el primer contacto con el pezón izquierdo la hizo salta con la fuerza de un shock eléctrico, el gemido surgió con la fuerza del efecto desconocido, sus manos tomando mi nuca quieren acallar el llamado del deseo que comienza a tomar vida dentro de su ser.
    
    El asedio a los pechos y la succión de los pezones la ponen en el espacio sideral de las delicias desconocidas. Deslizo por su vientre, recorriendo la piel, poro a poro, hasta llegar al oasis de todos los deseos, aspiré ese aroma tan particular y excitante de la mujer en su máxima excitación. Mis dedos frotan el origen del aroma, embeben en la fuente de sus feromonas, todo es lujuria y voluptuoso deseo.
    
    Beso el monte de venus poblado de vellos enrulados, reptando hasta atrapar el clítoris entre mis labios.
    
    Lamidas, succión y mis dedos explorando la cueva de todos los placeres. Acosada, agitada por tantos estímulos eróticos, sus manos enredadas en mis cabellos, aprieta mi cara contra su sexo para ahogar los gemidos que la dominan.
    
    La excitación la descontrola, los gemidos se estrangulan en su garganta, pudor para expresar esa pasión que adormece sus culpas que despiertan su lujuria. Estremece, sacude su cuerpo, quiebra la cintura, elevándose, cerrando sus fuertes muslos sobre mi cara, tensa los tendones, endurece los músculos y exhala profundo y agónico gemido, presagio ...
    ... inminente del orgasmo. Estalla con la fuerza de un ciclón, moviéndose, agitada por el tsunami interno, sensaciones inéditas en ese cuerpo carente de atenciones.
    
    Se debatió como pez fuera del agua, boqueando, gimiendo y balbuceando incoherencias, incrustándome en su sexo, diciendo palabras que no pude entender. Momento pletórico de sensaciones, la dejó al borde del desmayo.
    
    Permanecí entre sus piernas, sentía el ardor de la vagina, los aromas de hembra en la magia del orgasmo, anestesiada por esa sensación novedosa demora en procesar las sensaciones al cuerpo que ignora los placeres eróticos de la sexualidad.
    
    Recobra la compostura, babeándose, llorosa, exaltada por la estridencia y las convulsiones del clímax. Me besa, su lengua agradece emocionada ese momento de intensidad, descubre sentir el placer en carne viva. Otra cerveza hace la pausa para que pueda procesar tantas emociones…
    
    Sin mirarme, con pudor y necesidad de contar, comenzó a desgranar la confidencia atragantada, justificar sus actos, amortiguar su culpa:
    
    “Esto es algo nuevo, inédito, desconocía que podía sentir algo así, recorrer un mundo de sensaciones que no pude controlar, me perdía, no sabía qué hacer. Mis padres me casaron a poco de cumplir los diecinueve, virgen y sin experiencias sexuales, él, alemán como mis padres, viudo, casi treinta años mayor que yo. Con él perdí la virginidad, sin gloria pero con mucho dolor, no fue una experiencia grata, me lo hizo sin excitarme, de un golpe. Antes de ...
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