1. Cuando nos garchamos al amigo de mi hermano


    Fecha: 26/04/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... consultó justamente por el paradero del mismo, pero mi hermano estaba de vacaciones en Córdoba con mis viejos por unas semanas, así que le dije esto mismo y Mariano se dispuso a retirarse. Todo pasó por delante de mi tan claro y tan irresistible que simplemente, casi sin pensarlo, le pregunté de manera directa: ¿No querés pasar a tomar algo? Mariano estaba más grande que la última vez que lo había visto y lucía sus 18 años de la mejor manera posible. Al igual que el resto del grupo de amigos de mi hermano, me volvía extremadamente loco, era algo bajito, pero tenía un físico impresionante, muy marcado, unos abdominales perfectos, sus pectorales modelados, una carita de nene bueno y unos ojos verdes bien pálidos que combinaban con su dorado pelo que llevaba rapado a los costados y alborotado en la parte superior. La espera de su respuesta, de alguna manera, con Barney Wilen por allí de fondo, y con el alcohol que corría por mis vasos sanguíneos se combinaron y creo que volví a sentir aquel nerviosismo y aceleramiento de pulsaciones cuando preguntaba hace tantos años ¿Si yo te la muestro vos me la mostrás? Sonreí con cierta malicia cuando aparecimos los dos en el patio y le guiñé un ojo a Ema con lo cual le dije y me entendió absolutamente todo. Nosotros estábamos algo mareados por todo el alcohol que habíamos tomado, pero sin embargo seguimos bebiendo y haciéndolo beber a Mariano, con la intención de aflojarlo un poco para después saltarle a la carótida con los dientes. No ...
    ... recuerdo bien como sucedió desde ahí, pero si recuerdo que estábamos cerca de la pileta y empujamos a Marianito a propósito para que cayese al agua. Esto trajo como consecuencia lo que esperábamos, que se saque de una vez esa maldita remera. Nosotros nos metimos también y nadamos con él un rato, tirándole indirectas y preguntándole cosas íntimas, tocándolo sutil y discretamente para ver si se calentaba. Luego trajimos un Whisky bastante fuerte que tenía mi viejo con la intención de jugar a algo, yo soy amante del whisky de modo que siempre tomo, pero sabía que los otros dos no, así que era sin duda mi as bajo la manga. Cuando estábamos los tres bastante ebrios comencé a hacer apuestas a Ema y a Mariano que implicaban que siempre ganara yo, con la ayuda de Ema. Entre estas apuestas le dije a Mariano que le apostaba dos medidas de Whisky a que le daba un beso en la boca a mi amigo, él apostó y por supuesto perdió. No vi su expresión facial cuando le rompí la boca a Ema justamente porque le estaba rompiendo la boca a Ema, pero si escuché que balbuceó algo de “pedazos de putos”. Lo miramos nuevamente, esperando que se tomara sus dos medidas pero eso no sucedió, a lo que le reclamamos que había perdido así que debía tomarlas, pero el pendejo movió la ficha más rápido que nosotros y apostó a que no me animaba a chuparle la verga a Ema. Le sonreí como quien le sonríe a los hechos obvios de la vida, a las cosas fáciles, a lo que nos hace creernos un poco más superiores. Mariano nos veía ...
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