1. Cuando nos garchamos al amigo de mi hermano


    Fecha: 26/04/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... tampoco sentía a su familia como mía, ni él tampoco lo sentía en viceversa. Pero de todas maneras siempre existió en nosotros ese apetito voraz mutuo que nos mantuvo a lo largo de los años empernados en una cama, sudando éxtasis, llegando a orgasmos increíbles y durmiendo abrazados, entre diversos líquidos provenientes de nuestro cuerpo, que resultaran frutos de una ardua pasión y un amor alocado y poco convencional. Si bien siempre tuvimos una fuerte atracción sexual el uno por el otro, llega un punto en que conocer cada rincón del cuerpo de otra persona se torna aburrido y ya no causa tanto deseo ni esa inocente curiosidad de descubrimiento de lo prohibido. De modo que fuimos inventando nuevas posiciones, implementando ciertos fetiches como masturbarnos con las piernas, cojer sobre el césped del patio, fumar mientras teníamos relaciones, o en última instancia, lo que más nos resultaba: Invitar a alguien más. En fin, Ema y yo jugábamos al básquet en un club en el cual había canchas para ese deporte, pero además para fútbol, tenis y atletismo dentro de un mismo complejo. Pero el “problema” eran los vestidores y las duchas, esos los compartíamos todos, los jugadores de todos los deportes y de todas las categorías. Yo amaba y amo jugar al básquet, y en ese tiempo teníamos que compartir el vestuario con los chicos de fútbol que eran un poco más chicos que nosotros. Entre ellos se encontraban los amigos de mi hermanito, que jugaban todos al fútbol y se cambiaban con nosotros en ...
    ... ese vestuario. Esos pendejos me ponían de la pija, me costaba mantener la verga dormida ante tales especímenes proyectos de hombre, que comenzaban a desarrollar masa muscular y otros atributos con cierta provocativa mala intención. Y yo me deleitaba, aunque sanamente, al ver sus torsos desnudos y sus hermosas piernas. Por supuesto, siempre tuve cierta fantasía sexual con los amigos de mi hermanito, que de paso estaban casi todos muy buenos y en plena edad de confusión y de “cualquier hueco es trinchera en tiempos de guerra". Esa noche el humo del cigarrillo de Ema y del Partagas que yo estaba fumando se entremezclaban en el aire, como danzando al ritmo de la música que me erizaba los vellos de la nuca, y la noche además de calurosa estaba en una plena paz y armonía, donde solo el Jazz podía sonar de fondo sin quebrantar el delicado ambiente. Ema estaba sin remera, lo cual ya me ponía, y yo tenía una musculosa gris oscuro que me quedaba un poco grande. De cualquier manera íbamos a terminar cogiendo pero algo pasaba por mi mente y estoy seguro que por la de Ema también: ¿Qué inventamos ésta vez? Yo miraba con cierta determinación la pileta que está en mi patio y que seguramente también nos iba a aliviar el calor cuando de repente escucho el portero dentro de la casa, así que pensando que no cualquiera puede aparecer a esas horas fui hasta la parte delantera a ver de quién se trataba. Abrí la puerta principal y me encontré con Mariano, uno de los amigos de mi hermano, el cual me ...
«1234...»