1. Mi Madre Desnuda ante el Espejo


    Fecha: 09/02/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: AkuSokuZan, Fuente: xHamster

    ... aún conservaban cierta firmeza, con los pequeños y oscuros pezones en el centro. No estaba delgada, pero tampoco tenía tripa. En esa época tenía el pubis descuidado y peludo, cubierto de denso vello negro. Aunque en otras ocasiones, sobre todo en verano, se lo arregla y afeita parcialmente, e incluso a veces se lo he visto rasurado del todo. Sus largas piernas siempre parecen suaves, como de adolescente, acabadas en unos finos pies que cuida con esmero. Ese día tenía las uñas pintadas de rojo; no sé por qué, pero nunca se me ha olvidado ese nimio detalle. - Cierto, y era una monada de chica, estudiosa y responsable –dejó la toalla sobre una silla, y abrió un cajón, buscando algo–. ¿Dónde habré dejado mi cepillo…? Salió en dirección al baño, y un instante después regresó con un cepillo en la mano. Se puso frente al espejo y comenzó a peinarse. - Mira hijo, Tamara era guapa, buena estudiante, cariñosa… - Joder mama, me lo estás poniendo bien por las narices, para que no pase pena –le interrumpí. - Espera hombre. Digo que es una chica estupenda, pero que no la tienes que idealizar –me hablaba dándome la espalda, mientras se peinaba frente al espejo de su dormitorio. - Si eso ya lo sé… no la tengo idealizada –suspiré. Sacó de un cajón el secador, y lo enchufó. Al accionarlo, el poderoso ruido se adueñó de la habitación. Dijo algo, pero seguía de espaldas a mí, con su redondeado culo apuntándome, y debido al estruendo no la escuché. - ¡Que no te oigo si no lo apagas! –exclamé. - ...
    ... Digo que en tu clase son casi todo chicas –repitió, al tiempo que apagaba el aparato y se daba la vuelta. - Sí, la mayoría, ¿y qué? - Pues que alguna ligarás, sobre todo cuando se enteren de que te has peleado –y volvió a encender el secador. Se pasó varias veces la mano por el cabello, mirándome con una sonrisa. Por fin, terminó y dejó el secador en su sitio. Cogió una goma y se recogió el pelo en una coleta, para estar más cómoda. - ¿Has cenado algo por ahí? –preguntó todavía desnuda, mientras abría un cajón de la mesilla. - No, sólo lo que nos han puesto con la cerveza. - Pues ahora te preparo algo y cenas –sacó unas bragas marrones y se las puso; y a continuación se vistió con un camisón para dormir, de seda blanca–. Y si quieres esta noche duermes aquí conmigo. - No, da igual mama; esta noche quiero estar solo. Ya me entiendes. - Ahh vale, no te preocupes –concluyó sonriendo, y plantándome un beso en la frente. Esos eran otros de los aspectos en los que tengo mucha confianza con mi madre: uno es que en ocasiones, si estoy enfermo, o deprimido, duermo en su habitación, como cuando era niño. Por eso me lo propuso, para que descansara tranquilo, no porque tuviera ánimo libidinoso. El otro, es que siempre he tenido mucha libertad en el tema de la masturbación. Una vez, con unos trece años, me pilló cascándomela. Me dio tanta vergüenza, y me llevé un susto tan gordo, que mi madre se compadeció y me dijo que no era nada malo, que lo hiciera siempre que quisiera. Desde entonces, ...
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