1. Mi Madre Desnuda ante el Espejo


    Fecha: 09/02/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: AkuSokuZan, Fuente: xHamster

    Aquel día fue horrible. Era enero, y desde por la mañana llovía sin parar. Fui a pasar la ITV a primera hora; tuve un examen de Derecho Civil por la mañana y otro de una optativa por la tarde; y por la noche me dejó Tamara. Era mi novia de la Universidad, y de la que estaba profundamente enamorado. Bueno, más que de ella, de la situación: era joven, estaba en cuarto de carrera y me iba bien, toda mi obligación era estudiar un par de meses al año, tenía una novia estupenda y un coche de segunda mano cojonudo. Pero desde aquella noche, a mis veintiún años, todo me parecía una mierda: pensaba que no acabaría la carrera en mi puta vida, y si la acababa, nunca encontraría trabajo; el coche era una tartana que no iba ni patrás; y mi preciosa novia me dejó con unas escasas palabras que nunca olvidaré: “creo que deberíamos dejarlo”. Mi inflado orgullo no me dejó luchar y decirle nada, tan sólo “vale, que vaya bien”; y darme media vuelta. Recuerdo también las horas posteriores a la ruptura, cuando esa misma tarde les conté mis penas a dos amigos con los que fui a tomar algo tras los dos exámenes y la breve conversación con Tamara, que puso fin a la relación. - ¿Pero en serio que te ha dejado? –preguntó mi amigo Tito. - Como te lo digo –respondí. - Pero no puede ser que así, tan de repente… y sin explicarte nada… ¡Si hacíais súper buena pareja! –expresó mi otro compañero de fatigas, Javi. Tomábamos unas birras en el Capitán Hook, una cervecería del barrio Actur. - Habla con ella, ...
    ... dale tiempo… –aconsejó Tito–, seguro que ahora tiene la regla. - Que no que no, no quiero –sentencié, con la mirada fija en el vaso de tubo. Mentía. Hubiera querido tratar de volver con ella y que mi vida fuera redonda otra vez, pero mis santos cojones me lo impedían. Ese era mi problema: el orgullo. Ella me había dejado y yo no iba a consentir pedirle volver; de hecho me costaría trabajo incluso saludarla. Y la situación no fue cómoda, porque posteriormente, cada vez que nos cruzábamos por los pasillos o coincidíamos en la cafetería de la Facultad, la tensión se cortaba con un cuchillo. - Venga anímate –me consoló Javi–, hay más peces en el mar. - Si ya lo sé, si no es eso… –dije, pensando que realmente no estaba enamorado de ella, sino de mi vida en esos momentos; y que ahora parecía irse rápidamente por el sumidero. Entonces una joven en minifalda con unas piernas y un culo de escándalo pasó por delante de nosotros. Su manera de anadear, con un movimiento casi hipnótico de sus excelsas caderas, captó toda mi atención y me sacó del ensimismamiento. - Ahora te vas a hartar de follarte a tías así, ya verás –aseguró Tito, que había seguido mi línea de visión y descubrió el pibón que estaba observando. - A ver si es verdad –deseé, entre risas. Al llegar a casa, iba pensando en los momentos buenos, y me dio un pequeño bajón. Abrí la puerta con los ojos vidriosos, recordando a Tamara. Fue mi primera novia, con quien perdí la virginidad. Y aunque esas cosas dicen que marcan a las ...
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