1. Ayudando a Mamá (04).


    Fecha: 20/01/2019, Categorías: Incesto Autor: nokomi, Fuente: RelatosEróticos

    ... Ella separó un poco las piernas y yo fui acercándole mi pelvis. Subí con mi mano hasta tocar su bombachita. Sentí sus manos apretando mi cola mientras se sentaba un poco sobre la mesa. Llegué a tocar su conchita y me di cuenta de que se estaba mojando mucho. Separó más las piernas y pude introducirle dos dedos. En ese instante ella empezó a desprenderme el pantalón, yo también tenía un jean y era bastante nuevo, por lo que el desprender el botón resultaba una tarea complicada, más si no se veía lo que se hacía. Creo que ninguno de los dos abrió los ojos en ningún momento, seguíamos tocándonos con nuestras lenguas, recorriendo cara rincón de nuestras bocas.
    
    Por fin pudo liberar mi miembro, el cual ya se estaba poniendo duro. Comenzó a acariciarlo mientras yo la masturbaba. Su olor a sexo me embriagaba. Sabía que estábamos haciendo trampa, el concepto del último beso nos estaba sirviendo de excusa. Fui quitándole la bombacha de a poco y ella me ayudó hasta que ésta cayó al suelo. Mi verga ya estaba bien dura y su vagina bien lubricada. Comencé a frotarme por fuera mientras daba leve mordiscos en su labio inferior. Después de unos segundos me agarró el pene y lo apuntó hacia su agujerito. Le di el gusto y la penetré hasta el fondo. Su gemido se perdió dentro de mi boca. Al principio me moví despacio porque aún sentía su concha un poco cerrada y no quería lastimarla, pero en cuanto se dilató bien, aceleré el ritmo. Me dio mucho gusto que estuviéramos cogiendo otra vez, si ...
    ... ésta iba a ser nuestra despedida quería disfrutarla a pleno. A veces nuestras bocas se quedan quietas pero juntas, intentábamos recuperar el aliento respirando por la nariz y luego regresábamos a la exploración bucal.
    
    En estos días había aprendido que si mi madre disfrutaba a pleno del sexo le gustaba cambiar de posición, pero esta vez no podía decírmelo. La levanté haciendo mucha fuerza, por suerte ella no pesaba mucho y se sujetó de mí con sus piernas. A tientas buqué una silla y en cuanto la encontré la acomodé para poder sentarme en ella. Lo más extraordinario fue que conseguimos sentarnos sin desprendernos en ningún momento. Para demostrarme que el cambio le había gustado mucho, se levantó y volvió a sentarse, pero esta vez la verga se metió en su apretado culito. Ella misma intentaba forzar la penetración a pesar de que no había mucha dilatación y si bien la lubricación que me había dado su vagina era buena, no parecía ser la ideal. A pesar de esto ella siguió presionando y la verga fue entrando por partes. Supe que quería gritar, de dolor o placer. Tal vez ambas. Pero a pesar de eso siguió besándome.
    
    Cuando su culito se amoldó a mi pene me agarró una mano y la dirigió hacia su conchita. Me estaba pidiendo más, quería que la masturbara y así lo hice mientras ella subía y bajaba. El juguito comenzó a salir de su vagina, estaba teniendo un orgasmo a pesar de que llevábamos cogiendo relativamente poco tiempo. Tengo que admitir que yo también estaba más excitado de lo ...
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