El chacal de la Alameda - Relatos Eróticos

El chacal de la Alameda

... saber que estaba ahí y nos veía coger me excitaba aún más. Aceleré el ritmo de mis embestidas y comencé a palmearle las nalgas cada vez más fuerte. El chacal gemía sin protestar. Al contrario me correspondía con deliciosos apretones de sus nalguitas hasta que no me pude contener y comencé a llenarle el culito de leche.

- Ah ! que rico culito... te gusta, wey ?
- Mmmmmm... no me equivoqué contigo, me respondió mientras mi verga salía de su culito y él se giraba para darme un beso.
- Y no necesitamos el lubricante !! Jajaja... , le dije satisfecho.
- Pues... yo creo que sí.. lo vamos a necesitar, me dijo acariciando la descomunal verga que se mostraba erecta... Y agregó : - Me vas a dejar hacerte lo mismo... mi putita ?

Por un momento me causó desconcierto. Pero esa vergota morena lucía deliciosa... y mi respuesta fue acomodarme sobre él para comenzar a mamarla mientras le ofrecía la mía para formar un exquisito "69". Conforme mamaba aquel pene, comprendí la necesidad del lubricante. Después de unos minutos de mamadas reciprocas, me giré, separé mis nalgas para que aplicara lubricante a mi culito. Él lo entendió a la perfección y comenzó a dedearme mientras me aplicaba el lubricante. Hizo penetrar uno, luego dos y hasta tres dedos, ampliando siempre más el diámetro de mi ojete. Enseguida comenzó a lamerlo, presionando su lengua contra mi agujero, haciéndome gozar plenamente hasta que yo mismo le exigí que me cogiera.
- Andas !... no me hagas esperar más !!... ya ...

... métemela, le supliqué mientras me empinaba ofreciéndole mi culito.
- Bueno... porque tú lo pediste, putita !! Ahí voy !... me dijo sonriendo.

Y enseguida sentí la presión de su glande contra mi ano. Poco a poco mi esfínter cedía ante la presión de aquel vigoroso miembro. La sensación de calor mientras me ensartaba era sumamente placentera. Sin la menor compasión el chacal distendía su pene al máximo. Debieron pasar unos minutos solamente para sentirlo completamente dentro de mí, pero cuando uno es pasivo y lo ensartan con una verga gigantesca se hace eterno !
- Ay wey ! Te la comiste toda ! exclamó el chacal como sorprendido.
- Si, papi? cógeme fuerte... Que rico ! Hazme gozar al máximo..., le supliqué nuevamente.

El chacal comenzó a meter y sacar su vergota de manera vigorosa, haciéndome estremecer ante cada embate. Se notaba que le gustaba ser dominante y dar duro. Hacía mucho que mi culito no era taladrado por un pene de esas dimensiones y no podía evitar sentirme en las nubes. Al poco tiempo sentí como sus dedos se clavaban en mis nalgas y un embate profundo antecedió a su tremenda eyaculación. Sentí como respingaba aquel falo dentro de mi arrojando una buena cantidad de leche. Sin embargo, con agrado, noté que su pene se mantenía rígido y que poco a poco volvía a iniciar el mete y saca.

Recargó todo su peso sobre mí obligándome juntar las piernas y a quedar completamente tendido boca abajo, de tal manera que el roce de su verga entre mis nalgas se acentuaba.
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