Mi novia pago la apuesta sin darse cuenta - Relatos Eróticos

Mi novia pago la apuesta sin darse cuenta

... fuertemente y después se comió casi todo mi tronco empezando un sube y baja lento. 
En la cama, Paulina estaba boca arriba con las piernas abiertas y Román dándome la espalda le comía el coño. 
De un momento a otro, se detuvo y gateando se colocó sobre ella apuntando su glande en la entrada de su vagina. Yo veía todo desde atrás, se movía de arriba abajo sobre su vulva para empaparse en sus fluidos y de pronto anunciado además por un sonoro gemido de Paulina empezó a penetrarla muy despacio. 
Tenía experiencia, después me lo confesó. Toda su vida había sido así y sabía cómo debía hacerlo. Minutos antes me había visto desnudo y confirmó como muchas otras veces antes con otros hombre que su pene era más grueso, teniendo que ser cauto para no despertar a su pareja de la hipnosis mientras la iba abriendo y poco a poco  se acostumbraba al nuevo miembro. 
Ali se pasó a lamer mis huevos aun apoyada con ambas manos sobre mis muslos y mi verga ensalivada chocaba contra su cara aun con los ojos cerrados. 
Román se había empezado a mover y Paulina empezaba a gemir con cada embestida que poco a poco, iban siendo más fuertes y con más ritmo. 
Se la estaba cogiendo, veía los huevos chocar fuerte contra sus nalgas y a Román cambiar frecuentemente de besarla en la boca a comerle los pezones haciendo parecer como si no pudiera decidirse entre que sabia mejor. Ahogando de vez en cuando algunos gemidos.
Ali de nuevo había decidido pasar a chupar mi pene ahora jugado con mis ...

... testículos y masturbándome con su mano derecha. No iba a aguantar mucho con ese trabajo y sin control algún descargue una gran cantidad de semen dentro de su boca. 
Nunca dejó de chupar, yo gemía por sentirme paralizado después de tener un orgasmo y seguir siendo estimulado hasta que tragando la mayoría de mi corrida se despegó de mí. Al mismo tiempo que yo eyaculaba, Román se levantó y Paulina se empezó a poner en cuatro. 
Volví a sentir un vacío muy dentro de mí y comprendí que me sentía algo humillado. Yo ya había terminado, solo con la boca de Ali mientras Román apenas empezaba a penetrarla desde atrás. 
Esta vez no fue tan dulce como al inicio y desde un inicio se la encajó hasta el fondo. Yo seguía sentado, desnudo con la verga flácida y Paulina gemía en cada envestida que estaba recibiendo en la cama. Ali todavía hipnotizada, se fue a acostar justo a un lado de ellos, aun desnuda de las tetas y se durmió profundamente en el sitio de donde se había levantado. 
La seguía cogiendo. Ayudado por el colchón rítmicamente se movía detrás de ella, de vez en cuando le daba alguna nalgada o le apretaba alguna teta. Se escuchaba el choque seco de sus caderas y el ruido húmedo de sus genitales junto con los gemidos constantes que ya no eran ahogados por la boca de Román. 
De pronto el empezó a hacer más ruido, aumento la velocidad y después de 4 gruñidos aferrado a las dos tetas de Paulina se detuvo. 
-	Pero que hiciste imbécil – le grite. 
Él se movió, Paulina se quedó en cuatro ...