1. El tiempo está a favor de los deseos


    Fecha: 11/04/2024, Categorías: Incesto Autor: deslicenciado, Fuente: CuentoRelatos

    ... ahí la cosa; lo peor que descubrió después fue darse cuenta que ella estaba, ya no húmeda, sino mas mojada que nunca. Que se excitó. ¡Se excito muchísimo mientras su hijo se masturbaba mirándola escondido! Indirectamente, de alguna manera, había tenido una especie de relación o de intercambio sexual con él; casi explícitamente.
    
    Le faltó saber si Germán sabía que ella estaba despierta. Lo mas probable es que no; no se hubiera animado a seguir si así fuera.
    
    Desde ese entonces que Andrea pensó, pensó y pensó. Hasta que decidió elaborarlo, asumirlo, desarrollarlo y fantasearlo y descubrió, cada vez menos horrorizada que aquello que le gustó. Le gusto tanto que cada vez que esto volvía a suceder ella se quedaba esperando que él acabara para masturbarse ella después. Y entonces esto empezó a convertirse casi en un rito. A veces hasta en invierno se acostaba destapada esperando que llegara Germán con sus suspiros y sus frotes. Imaginaba su poronga, imaginarla verla, tenerla en la mano y hasta imaginaba su sabor. Luego imaginaba el cuerpo de Germán sobre el de ella...
    
    Con el tiempo el juego; juego sucio porque es lo más parecido a eso, aunque lentamente peligroso, efectivamente se fue poniendo más intenso, porque después de algunos cada vez mas repetidos episodios, Andrea no se quedaba a esperar que German terminara y se empezaba a masturbar ella también; simultáneamente y cada vez menos disimuladamente. Algunas veces hasta dejo la lámpara de la mesa de luz encendida para ...
    ... que su hijo pueda ver mejor su cuerpo. Sin coger y sin compartir físicamente ningún contacto, prácticamente no reconocían la presencia y la participación de uno y la otra, pero claramente compartían una relación sexual casi permanente.
    
    Andrea es una bella mujer; una hermosa cuarentona pelirroja, de piernas largas, respetable culo y unas tetas medianas y bonitas. German es un colorado de un metro ochenta y gran porte; un cuerpo privilegiado y potenciado por el ejercicio diario.
    
    Lo cierto es que a Andrea se le estaban yendo las cosas de las manos y ya no sabía cómo detenerlo. Más aún; no sabía si quería detenerlo o avanzar hasta lo, a este paso, inevitable.
    
    Las incursiones de su hijo se fueron sucediendo cada vez mas seguido, casi diariamente, y las ultimas veces German se fue metiendo cada vez más adentro del cuarto y cerca de su cama; ya no se limitaba a esconderse detrás del marco de la puerta. Evidentemente cada uno era consciente de la complicidad del otro en esos permisos (si se pueden llamar asi) cada vez menos silenciosos. A veces German estaba casi desnudo y, otras tantas Andrea tambíen; con tangas diminutas o con musculosas tan amplias que apenas si le tapaban las tetas.
    
    Nunca dijeron nada ninguno aunque todo era cada vez más explicito y cada vez había menos disimulo.
    
    El último verano; siempre se intensifica en el verano, se fue poniendo todo un poco más serio. German ya había crecido bastante ya había pasado los 20 y era un pajero grande. Andrea, a esta ...
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