1. Otro aburrido viaje


    Fecha: 10/04/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos

    ... esplendorosa reflejándose en el cercano mar, cuando Lorenzo y Virtudes, que así se llamaba la madre de Karina, se encontraron. Pidieron unos batidos de frutas típicas del lugar que, combinados con alcohol de alta graduación, enternecían los espíritus. "Verás, Lorenzo, estoy muy contenta, gracias a este fichaje mi hija podrá salir del barrio donde vivimos, donde sólo se aprenden cosas malas..., en mi barrio a las niñas las madres las enseñan primeramente a follar..., después lo que aprendan en el colegio, que es bien poco, ahora Karina podrá conocer otra ciudad y le vendrá bien..., temo, siempre he temido que a Karina le diese por drogarse o cosas peores en ese entorno, ahora..., pues... su vida cambiará", decía Virtudes; "Karina es una buena chica, y una excelente jugadora de futsal, me alegro por ella, y por ti, se ve que este asqueroso torneo os ha abierto las puertas a un futuro esperanzador", decía Lorenzo; "Asqueroso, ¿por qué asqueroso?"; "Venimos, vengo obligado por los intereses comerciales de nuestra marca..."; "Eso no es malo"; "No lo es, pero tampoco es estrictamente deportivo, que es, en mi caso, el motivo por el cual empecé a entrenar a chicas".
    
    El murmullo proveniente de la próxima orilla, la media luz que se proyectaba en el interior del chamizo, la música tenue. La noche templada invitaba a la intimidad. Una mujer y un hombre, juntos, no podían ignorar tamaño embrujo, como no lo hicieron Virtudes y Lorenzo.
    
    Virtudes era remisa a tener aventuras ...
    ... amorosas, pero...
    
    "Lorenzo, te estoy muy agradecida, de veras"; "¿Damos un paseo por la orilla?", propuso Lorenzo. Virtudes asintió. A Lorenzo no se le escapaban los placeres que el cuerpo de Virtudes prometía. Virtudes, para su cita con Lorenzo, se había puesto mona. Se había maquillado y llevaba puesto un vestidito corto palabra de honor que permitía que se viera el nacimiento de sus estupendas tetas; se había calzado con unas sandalias de medio tacón, que pronunciaban la dureza de su culo y la belleza de sus piernas. Paseaban Virtudes y Lorenzo por la arena con el paso acompasado y callados. Virtudes rompió el silencio: "Ja, ja, ja, Lorenzo"; "¿Por qué te ríes?"; "Me estoy acordando de aquello que te dije en el vestuario"; "Lo de chuparme la polla... "; "Eso, ¿sabes?, yo he chupado muchas pollas, por mi hija, para que tuviese lo mejor, para pedir, pero nunca por agradecimiento"; "Bueno"; "Lorenzo"; "Qué"; "Que sí, que te chupo la polla".
    
    Lorenzo se tumbó bocarriba sobre la arena y miró al firmamento de estrellas. Sintió la humedad en el glande y en el frenillo y suspiró, sabiendo lo feliz que iba a ser en pocos minutos, cuando su polla entera estuviese en la boca de Virtudes. Esta se entretuvo unos minutos en los preliminares, besando el tronco venoso y el prepucio en retirada y seguidamente le comió la polla. "Oh, Virtudes, uff, qué gusto, que caliente está tu boca, oh, Virtudes, oh, así, así, así". Lorenzo pasaba cariñosamente las palmas de las manos sobre la melena de ...