1. Placentero asesinato


    Fecha: 08/04/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos

    Os aseguro que su figura era escandalosamente femenina, que me entraban unas ganas irresistibles de reproducirme, de tener descendencia. También os aseguro que no me imaginaba ninguna manera de acercarme a Victoria. Ella era, fue, de baja estatura, maciza; tenía un culo, redondo, con las nalgas bien marcadas y separadas por la hendidura del ano; las tetas las tenía grandes, generosas a la vista de los pezones tan exactamente señalados bajo su sudadera. Ensoñaba con poder follarla, me hacía paja tras paja. Aunque mi amor por Elsa no disminuía, al contrario, iba creciendo, Victoria era mi objeto de deseo, mi pasión secreta.
    
    Finalmente, pasó lo que pasó, aquella desgracia, y Elsa desapareció de mi vida. Tuve suerte de que Victoria, por su parte, se había fijado en mí, hasta me confesó una noche, después de follar, que se había masturbado pensando en mí. Figuraos. Así que nuestro acercamiento se dio con completa naturalidad cuando se dio, en aquel fin de semana de acampada con nuestra clase de la facultad, en aquel refugio rural lleno de literas.
    
    Todos nuestros compañeros dormían cuando oí los pasos de Victoria y su voz en sordina: "Ven". Bajo las estrellas, sobre un lecho de hierba seca, sin apenas desvestirnos, nuestros pantalones de chándal bajados hasta las rodillas, follamos como dos campesinos. Victoria debajo de mí suspiraba a cada embiste, y era tan deseable su figura, sus voluptuosas formas que mi erección era magnífica. Mi polla dura entraba y salía de su coño ...
    ... peludo, mi capullo caliente e hinchado era una delicia para Victoria, que no cesaba de animarme a que me corriera dentro de ella: "Ay, Octavio, amorcito, ah, sí, sí, córrete, córrete, ah"; "Oohh", y me corrí largamente, colmándola de semen.
    
    Poco después, nos casamos.
    
    "¡Amorcito, sorpresa!". Dos palabras me dijo, y me descolocaron: sorpresa, ¿qué sorpresa? Yo venía de trabajar y, como siempre, lo que más deseaba era tumbarme en la cama a descansar. "¡Amorcito, sorpresa!". Era la voz de mi esposa, sí, y provenía del dormitorio: nada más abrir yo la puerta de la casa, ella las había gritado. Victoria, mujer abnegada, sólo pensaba en mí; y eso me gustaba, aunque a veces fuesen tediosas tantas, tantísimas atenciones.
    
    Era tan guapa Victoria... Cuando era joven ganaba concursos de belleza y todo. Sin embargo, desde que nos casamos ha engordado y engordado; no obstante, a mí me sigue gustando. Abrí la puerta del dormitorio, que estaba entornada, y ¿qué vi? Sí, por supuesto, a mi esposa, pero... "¿Qué es eso, Victoria?", solté; "Pues ya ves, un mono body transparente de rejilla, ¿a qué me queda bien?", dijo; "S-sí, sí, y ¿para qué supone que te lo has comprado, no irás a salir con eso a la calle?"; "Anda, tonto, sí, pero con la ropa interior puesta y alguna chaquetita"; "Ah", solté. La luz de la lamparita de noche hacia a mi esposa más bella. La miré. Sus carnosas y grávidas tetas se apretaban bajo el body, su prominente barriga también, y el coño. Me acerqué. "Estás para ...
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