1. La abogada


    Fecha: 14/02/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: fernandobcn, Fuente: CuentoRelatos

    ... blanca.
    
    Me quedé con los ojos abiertos y sin pestañear. Su imagen era impresionante. Si me pareció muy delgada y desgarbada bajo sus prendas tipo ONG, ahora era todo lo contrario. Su pantalón estrecho marcaba unas bonitas caderas y piernas esbeltas. Su chaqueta definía una cintura estrecha y apuntaba unos bonitos pechos, en su justa medida, ni grandes ni pequeños. Su cabello rubio ya no estaba alborotado, lo llevaba recogido y alisado con una cola. Estaba preciosa. Al verla y justo por un instante, sentí como mi miembro se acababa de despertar del madrugón.
    
    Nos dimos los buenos días y subimos en silencio. Abrí la puerta y nos fuimos cada uno a nuestro lugar de trabajo.
    
    Pasaron las semanas y no supimos el uno del otro, aunque compartíamos las mismas instalaciones.
    
    Un viernes y ya tarde, hacia las nueve de la noche y después de otro día de intenso trabajo, estaba recogiendo mi mesa para finalizar el día y como suelo hacer antes de irme, me acerqué al baño para asearme.
    
    En el camino hacia el baño, pasé por la sala en la que los abogados más jóvenes comparten espacio. La puerta de cristal de la sala estaba entreabierta y se podía escuchar una conversación en voz baja. Me detuve justo en la entrada de la sala y sin que se me pudiera ver. La voz que escuchaba era de Marta.
    
    En el reflejo de la puerta de cristal, podía ver la imagen de Marta, sentada en su espacio en la larga mesa común, hablando por teléfono. Su voz era cálida y susurrante, parecía no querer ...
    ... enterar a nadie de su conversación.
    
    De pronto me entró un morbo tremendo. Estábamos los dos solos en el despacho, ella no sabía que yo estaba allí y el tono de la voz que estaba escuchando era totalmente desconocido para mí.
    
    ¿Con quién estaría hablando? ¿Sería su pareja? ¿Un amigo o amiga? Ni idea, pero tenía que ser alguien muy cercano por el tono de la conversación.
    
    Era un tono muy morboso y caliente.
    
    ¿Qué me harías?... Huummm, ¿siii?, decía Marta mientras veía por el reflejo de la puerta que tenía metida su mano dentro del pantalón.
    
    Menudo pedazo de puta, pensé, vaya con Martita… ¿Quién lo hubiera dicho? Allí, en la oficina.
    
    Resguardado de ser visto, me entró un calentón tremendo. Metí mi mano dentro de mi pantalón y acaricié mi polla, hasta que se puso totalmente tiesa.
    
    Yo me metería tu polla en mi boca, comenzando por tu capullo, acariciándolo con la lengua, con suaves lamidas en tu glande, saboreándolo, lamiendo luego el tronco de tu polla, suavemente, notando el sabor y el olor de tu piel. Luego iría a tus huevos, esos deliciosos huevos llenos de leche y me los metería en la boca. Hummm cómo me gustaaan. Decía Marta, mientras su mano subía y bajaba dentro de su pantalón.
    
    Esto ya era demasiado, la conversación me estaba poniendo muy caliente. Caliente, incluso, se quedaría corto. Estaba ardiendo de deseo y aunque resguardado de su vista, en ese punto tampoco me hubiera importado que me hubiera visto. De perdidos al rio.
    
    Me abrí la bragueta del ...
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