1. La abogada


    Fecha: 14/02/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: fernandobcn, Fuente: CuentoRelatos

    El despacho estaba funcionando bien, después de tres años de su puesta en marcha. Habíamos crecido y aunque seguíamos teniendo una dimensión reducida, en comparación con otros despachos del sector, continuábamos creciendo. Nuestros servicios jurídicos estaban enfocados hacia empresas. Contábamos con grandes clientes, más propios de un gran bufete que de uno reducido como el nuestro.
    
    Como socio principal, tenía que supervisar la selección de las nuevas incorporaciones. Apostábamos por abogados con poca experiencia que se pudieran hacer a nuestra forma de trabajar y que combinasen una buena base técnica con buenas habilidades para traer nuevos clientes.
    
    Habíamos iniciado el proceso para incorporar a un nuevo profesional.
    
    Después de unas semanas de entrevistas con jóvenes abogados interesados en formar parte de nuestra firma, mi equipo me presentó a los más adecuados. Me presentaron cuatro. Tres chicos y una chica.
    
    Sobre el papel, los cuatro tenían la experiencia, formación y posterior especialización que nos interesaba. Cada uno de ellos podría formar parte de nuestra firma.
    
    Me llamó, especialmente, la atención, Marta, y no precisamente en positivo.
    
    La primera impresión al verla, fue descartarla, así sin más. Recuerdo que nada más entrar en la sala y verla sentada tras la mesa de cristal, pensé, dios mío que pérdida de tiempo, ¡me van a oír!
    
    Cuando me acerqué y ella se levantó para darme la mano, me esperaba una mano fría, flácida, como caída. Al ...
    ... contrario, me encontré con una mano cálida, con el apretón en su justa medida, ni muerto ni estrujador.
    
    Mientras me sentaba, comenzó a instalarse en mí una sensación de duda. No suelo equivocarme en mis primeras impresiones.
    
    Dediqué unos minutos a explicarle nuestro origen, quiénes éramos y lo que hacíamos. Discurso que me sabía de memoria y que podría recitar bajo el agua, a punto de ahogarme. Mientras le explicaba, la observaba de arriba abajo, aprovechando que la mesa era de cristal.
    
    Marta no era especialmente guapa. Sí atractiva, a su manera. Era delgada, con la piel clara y estatura media, melena rubia a la altura de los hombros y alborotada, con unos grandes ojos azules. Vestía muy alejada de nuestro estilo, con ropa holgada tipo ONG y con sandalias. Su experiencia de dos años en prácticas la había realizado en una conocida ONG.
    
    Mientras le explicaba, atendía con sus ojos azules como platos. Ojos de los que me costaba desviar la atención. Era como adentrarse en el mar y sentir como te va engullendo hacia sus profundidades.
    
    Después de soltarle mi discurso, le pregunté por qué quería formar parte de nuestro equipo, como preámbulo de las siguientes preguntas.
    
    Comenzó a hablar y me sorprendió. Su voz era alegre, dinámica, resuelta. Transmitía optimismo y calidez. Conforme hablaba me sentía como obnubilado y con más calor del habitual, como si en la sala hubiesen subido la temperatura. Llegó un momento que ya no prestaba atención a lo que decía, sólo escuchaba la ...
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